La sociedad dominicana al parecer ha despertado, después de haber permanecido durante varios años aletargada, viviendo en medio de una relativa estabilidad que también luce que ha llegado a su final.
Los últimos acontecimientos ocurridos en el país, como el reclamo del 4 por ciento para la educación, las más recientes revelaciones de los cables diplomáticos publicados por Wikileaks y la cada vez más creciente ola de delincuencia que azota la nación, indudablemente que han rebosado la paciencia del ciudadano dominicano.
En la mayoría de los medios de comunicación, que han estado al servicio del gobierno, en los barrios, calles, sectores y localidades de todo el territorio nacional, la personas manifiestan sus inconformidades con el estado de vida que llevan, sobre todo por la deficiencia de los servicios que reciben.
Todo este estado de cosas que mantiene irritada a la población nos indica que ya es tiempo de que rompamos la inercia y nos aboquemos a darle un giro a todo este manojo de actuaciones que se han convertido en un círculo vicioso y que amenaza con hacer estallar a la sociedad dominicana en su conjunto.
Todos debemos jugar nuestras responsabilidades ante el momento cumbre que vive la Republica Dominicana, sin importar lo cómodo que nos sentimos con este sistema, porque lo peor es que tengamos que lamentar los hechos que se puedan derivar del malestar general que vive la sociedad dominicana hoy.
Los periodistas, los profesionales de cualquier rama, los medios de comunicación, las empresas y todos los poderes fácticos que incidan en el desenvolvimiento económico, social y político de la nación, debemos deponer nuestros proyectos individualistas para iniciar una cruzada de salvación de nuestro país, porque se nos está yendo de las manos.
El momento no está para detenernos a pensar en el pasado ni a buscar culpables por lo que nos está pasando, porque todos tenemos parte de la responsabilidad, algunos porque han sido protagonistas principales del desastre nacional y otros porque hemos sido indiferentes a las malas acciones que esos protagonistas han cometido, y entre ellos existen medios de comunicación y periodistas.
Es el momento de que todos unidos como un solo pueblo, revirtamos el disgusto generalizado que sientes los sectores menos pudientes y de clase media de la sociedad dominicana, que gobiernos tras gobiernos se han sentido defraudados porque los que se le ha prometido no se les ha cumplido y cuando llegan al poder se hace todo lo contrario a lo prometido.
En definitiva, tenemos un país enfermo que busca un medico para que le cure su mal y ojala que quienes lo gobiernan entiendan que ese malestar de salud no aguanta más y que culpar a otro cirujano de esa enfermedad, nada remediará porque nadie le creerá.
Los dominicanos ya no creen en promesas ni en la firma de acuerdos que nunca se han cumplido, esperan respuestas concretas a las demandas planteadas y mucho menos están por comerse el cuento de que el pasado fue malo y que ha sido el responsable de lo que nos está pasando, porque la Pava no pone donde ponía.
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