Una nariz electrónica de alta sensibilidad fue el instrumento que permitió a investigadores suecos detectar el olor específico de un tipo de cáncer.
Este logro, con el que se ha demostrado técnicamente que los tejidos cancerígenos y los tejidos sanos huelen de manera distinta, podría propiciar la creación de un sistema de olfateo electrónico para la detección precoz, rápida y barata del cáncer.
Hasta ahora, los científicos han alcanzado una exactitud de hasta el 92% en sus diagnósticos del cáncer con la nariz electrónica, pero esperan mejorar pronto este porcentaje gracias a la suma de nuevos componentes que aumentarán la sensibilidad y la capacidad de detección del dispositivo.
György Horvath, oncólogo de la Sahlgrenska Academy de la Universidad de Gotemburgo, en colaboración con investigadores de la Universidad de Gävle y del Instituto de Tecnología KTH Royal ya venía trabajando en esta idea de que las células tumorales tienen un aroma propio.
En esa investigación Horvath había usado perros entrenados para demostrar que el cáncer de ovarios posee una esencia específica. Perros entrenados reconocieron un tejido con cáncer ovárico de otro abdominal sano a través de este olor en particular.
Horvath y los profesores Thomas Lindblad, del KTH, y Jose Chilo, de la Universidad de Gävle, consiguieron resultados similares a los obtenidos con los perros en una segunda prueba, en la que utilizaron una nariz electrónica desarrollada por Lindblad y Chilo, para detectar los olores del cáncer.
La nariz electrónica tiene un olfato los suficientemente fino como para detectar, además del cáncer, el momento en que las uvas están maduras en las vides y ya se pueden recolectar, las diferencias entre carne de cerdo y carne de vaca; el olor de explosivos, medicamentos o comida descompuesta e, incluso, el momento en el que el vino contenido en una botella abierta comienza a estropearse.