El enunciado de la Constitución de la República no amerita de la filosofía analítica. El ministro de la Presidencia doctor César Pina Toribio y el Procurador General de la República, doctor Radhamés Jiménez Peña; ambos de reconocido conocimiento e inteligencia, sostienen ideas encontradas acerca de que el Tribunal Constitucional ventile sentencia de la Suprema Corte de Justicia, en un litigio donde las partes alegan vicios de inconstitucionalidad.
Como un ciudadano amoroso de su deber tengo presente al legislador Licurgo redactor de la Constitución de Esparta, quien se inspiró en la vida de las abejas para componer sus leyes. ¿Porqué no imitarlo?.
No creo necesario volver a los maestros juristas Solón, Platón, Mucio Escevola, Ulpiano, Ciceron, Portalis y Joserand. Sólo dar vida al amor de Patria, superar todo, y parir el bien común.
No resisto negarlo, mi espíritu está dejando de ser alegre. Llega la tristeza, veo que el destino dominicano que lo vivo inmortal, está en las decisiones de hombres que han de morir.
Es el momento de detener las fuerzas ocultas de la doctrina que afirma la actuación siguiendo con inteligencia los propios interese y que todos los deseos se refieren a sí mismo. Es la vigencia de la enfermedad espiritual, egoísmo. Estamos olfateando la gran corrupción del alma, muy dañina porque antepone lo personal a los intereses sagrados de la República.
El debate es más que interesante, es muy delicado, sucumbe o se mantiene la debilucha e irrespetada democracia.
Me permito presentar estas definiciones: ESTADO DEMOCRATICO CONSTITUCIONAL. Estado que está estructurado y que funciona de acuerdo con los principios de liberalismo, contenido en la Constitución que es la ley suprema.
ESTADO DEMOCRATICO DE DERECHO. Nombre que se da al Estado constituido sobre una organización económica e ideológica de carácter socialista como forma de llegar a la realización de la democracia, manteniendo las exigencias del ESTADO DE DERECHO. ¿Dónde estamos?.
Deseo ver hombres con la vocación del puro sentido del deber, la absoluta dedicación al bien común. Con una ambición que no sea ciega, sino discreta, cauta, cautamente guiada y frenada. Que se asigne esta meta: identificar el interés de cada uno con el de todos los demás. Quien lo toma todo para sí disuelve la hermandad humana. Si la naturaleza prescribe que un hombre se disponga a asistir a otro, cualquiera que fuere, sólo por ser hombre como él, es preciso que según la naturaleza el interés de uno sea el de todos. En tal caso la naturaleza nos vincula a todos por medio de una misma ley natural, y esto por supuesto es obvio que la ley natural nos prohíbe perjudicar a otro. Dominicanos esto es lo que nos falta en las legislaciones. Urge encontrarnos con nosotros mismos, perdernos en el amor y el servicio. Esta es una humilde voz del deber social.
Dejemos de oír el grito lastimero de la democracia que nos llama: es de imperiosa necesidad que nos veamos, es el momento de que les diga realmente quien soy, ustedes con sinceridad escuchen mis quebrantos y decidan.
El autor es vicealmirante retirado de la Marina de Guerra.
