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Filatelia y turismo gastronómico

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La Habana, (PL) ¿Viajar a otro país o región para comer determinados platos? Pues sí, muchos lo hacen y entonces estamos ante el llamado turismo gastronómico.

  Se trata de una de las modalidades del turismo cultural según lo describe la Organización Mundial del Turismo de Naciones Unidas.

Si seguimos con detenimiento el desarrollo del turismo a través de los tiempos, veremos que desde la propia antigüedad, quienes viajaron a otros lugares con fines de descanso, placer u ocio, incorporaron a sus viajes las visitas a lugares especializados en la comida local pero no eran el objetivo primordial de la visita.

Se cuenta que los primeros antecedentes de un turismo realmente orientado hacia la gastronomía se encuentran en el siglo XIII en Europa, cuando, fundamentalmente en Francia, se organizan las primeras guías gastronómicas, hechas por los principales "gourmets" de la época.

Una de las más afamadas era la de "Kurmonsky", en Amberes, especializado en la cocina gala.

Ya dentro del denominado turismo moderno, en las primeras décadas del siglo pasado y también en Francia, se organizaron recorridos especiales de renombrados gastrónomos para degustar la comida local.

Ejemplo de ello son los recorridos que hiciera Maurice E. Sailland, en 1927, quien fuera conocido como "el príncipe de los gastrónomos".

Aunque actualmente hay determinadas rutas especializadas vinculadas a la gastronomía, como la del jamón ibérico, la de los quesos de cabra, la de las frutas y licores que de ella se derivan, etc., la modalidad gastronómica se vincula a otras como el turismo de ciudad o el rural.

Otro ejemplo de la importancia de esta modalidad es que recientemente la Gastronomía Mexicana haya sido considerada como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.

La filatelia universal no se ha desentendido tampoco de la necesidad de divulgar platos tradicionales de determinadas regiones del mundo así como lugares donde los mismos pueden ser degustados.

De esa manera ha servido, aunque sin proponérselo, a promover el turismo gastronómico. Muchos ejemplos podemos encontrar en los últimos 30 años.

Italia emitió en 1981 un sello para correo ordinario por valor de 150 liras para conmemorar la Primera Jornada Mundial de Alimentación.

El mismo era la reproducción de una mesa de familia donde junto a un pan redondo se encontraba la garrafa de vino y un vaso lleno hasta la mitad, así como un tomate.

Este simple plato se encuentra en cualquier posada, mesón o cafetería italiana, fundamentalmente para turistas de paso.

Una forma de atemperarse a formas gastronómicas tradicionales a un bajo costo.

Perú, cuna de la papa (batata), dedicó una estampilla a este tubérculo en 1982.

Recientemente y en un bello formato de cinco estampillas bajo el título "Gastronomía peruana", presenta igual número de sus platos tradicionales: el Tacacho con cecina, la Ocopa, el Cebiche de conchas negras, el Picante de papa con cuy frito y los Frijoles con cabrito.

El Principado de Mónaco emitió un bello sello en 1994 con la inscripción "Confrérie du Grand Cordon dâ�ÖOr de la cuisine française", el cual nos presenta una mesa preparada para dos personas en una terraza que da al mar.

La misma tiene varios de los diferentes productos que hacen famosa su gastronomía, desde la berenjena hasta el pescado.

Hay emisiones conjuntas de varios países por un mismo tema, como las de la Serie Europa.

La idea de esas emisiones nació en 1949 como acuerdo del Consejo de Europa con el objetivo de expresar, mediante emisiones anuales de sellos postales, la comunidad de intereses y objetivos de esos países.

Y aquello llegó a ser sello postal desde 1956 con la primera emisión de Bélgica, Francia, Alemania Federal, Italia, Luxemburgo y Holanda.

Así ha venido sucediendo anualmente y se ha incrementado el número de países que se han unido a esta experiencia.

Todos los años se selecciona un tema determinado y la Gastronomía fue el tema de la Serie Europa del año 2005.

Destacan sellos como el emitido por Francia, por valor de 0.53 euros, que presenta a un Chef delante de una mesa de lujo, montada con varios platos distinguidos de esa nación.

El sello emitido por Eslovenia presenta el afamado Pan Cake, y desde el punto de vista filatélico lo interesante es que la estampilla no tiene valor facial sino la letra "D", que significa, en este caso, que es para franquear cartas ordinarias.

El franqueo de 0.53 euros es para cartas de hasta 20 gramos dirigidas a cualquier país de Europa.

Mientras, el sello emitido por España, también por valor de 0.53 euros, presenta un bodegón donde hay un plato de jamón serrano, una copa de vino y un panecillo sobre una mesa.

De esa forma, se promueve por esta vía a ese tipo de jamón como digno representante de la riqueza culinaria de diferentes zonas de España.

Nuestra región latinoamericana también se encuentra representada en esta modalidad filatélica.

En el año 2006, Correos del Ecuador en coordinación con el Consejo Provincial de Manabí y el Ministerio de Turismo de ese país realizaron la emisión postal "Comida Manabita", al poner en circulación dos valores postales conmemorativos.

Los sellos postales muestran al viche de camarones, escogido de la gran variedad de alimentos preparados y que son parte de la colección "Gastronomía Ecuatoriana" y de la identidad manabita.

Cuba no se queda atrás. En 1992 emitió un sello para correo ordinario por valor de 50 centavos en ocasión del Cincuentenario de la Bodeguita del Medio, que muestra la fachada de ese afamado restaurante de la parte vieja de la capital cubana, parada obligada de todo turista que la visita.

En el año 2009, para reflejar la comida cubana, se hizo una emisión de tres valores postales para correo ordinario.

El de 40 centavos muestra el arroz con pollo a la chorrera, uno de los platos principales que se degustan en la Bodeguita del Medio.

El de 45 centavos presenta los plátanos maduros fritos y el de 50 centavos los frijoles negros dormidos.

Estas dos especialidades son típicas del restaurante "El Aljibe", en la zona oeste de esta capital, otro punto obligado para practicar el turismo gastronómico.

Muchos otros países se han unido a esta modalidad filatélica, cultural, gastronómica y también turística, porque las Administraciones Postales han comenzado a aprender que el arte del buen comer, acorde a las particularidades de cada país, también abre las puertas a la llamada industria del ocio y las ventajas económicas que ésta trae.

(*) El autor es figura de mérito de la Federación Filatélica Cubana y colaborador de Prensa Latina.

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