Al cumplirse este 12 de enero del año 2011, el primer aniversario del terremoto que devastó al vecino país de Haití, el mundo se ha dado cuenta que poco se ha hecho por su recuperación y que toda la ayuda prometida quedó en simples promesas de elegantes poses diplomáticas.
Los damnificados, unos más de 300 mil, producto de ese devastador sismo, todavía en su mayoría permanecen a la intemperie, sin las más mínimas condiciones de higiene con que deben vivir los seres humanos.
Se trata de un panorama desolador, angustiante, indignante y hasta denigrante, el que viven los nacionales haitianos, sin que eso conmueva la conciencia de las naciones más poderosas del planeta, las cuales prometieron villas y castillas y hasta el momento nada han hecho.
Ni siquiera el 20 por ciento de la ayuda prometida a la empobrecida nación haitiana, ha llegado a su territorio a pesar de los grandes esfuerzos y las cumbres que se han convocado en la República Dominicana, con la mediación de las Naciones Unidas, lo que demuestra que quienes hicieron ese compromiso lo anunciaron en medio de la tragedia y luego se olvidaron.
Desde luego, el olvido es algo que no es casual entre los seres humanos, porque sólo el que es afectado directamente por un mal, jamás lo olvida y más si se trata de algo que ha marcado su vida, como ha ocurrido con los vecinos haitianos.
Los más de 250 mil haitianos muertos durante el paso del terremoto, solo serán recordados y lamentados por sus parientes, quienes a partir de ese fatídico 12 de enero del 2010, no volverán a dormir tranquilos sus sueños, porque vivirán repasando las imágenes de ese devastador fenómeno cada vez que transiten por las polvorientas calles haitianas.
A todo eso se agrega la aparición del Cólera, cuya enfermedad ha logrado propagarse masivamente en la comunidad haitiana, producto de las condiciones en que viven los habitantes de esa empobrecida nación, debido a los altos índices de insalubridad y hacinamiento en que deterioran la salud de la gente.
Con todo ese largo peregrinar y sufrimiento de los vecinos haitianos, debemos reconocer que han sido valientes porque han soportado con estoicismo y mucho arrojo todas las vicisitudes que se le han presentado y el aislamiento en que los han mantenido los países más ricos, incluyendo sus ex colonias.
En cuanto a la República Dominicana, debemos reconocer que ha cumplido como un buen vecino, que a pesar de ser un país pobre y que con todo y eso mantiene a más de Un millón de haitianos en su territorio, ha sabido aportar más recursos a la solución del pueblo haitiano, que las naciones que cuentan con mayor riquezas en el mundo.
Nos atreveríamos a afirmar, sin temor a equivocarnos, que de los 15 mil millones de dólares prometidos para la reconstrucción de Haití, la República Dominicana ha sido la que mayor cantidad de recursos ha aportado al restablecimiento del vecino país, si tomamos en cuenta que no solamente ha ofrecido ayudas en el orden material que sí han llegado a los haitianos damnificados, sino en las aéreas de salud y medioambiental.
Pero, como se dice comúnmente en el ambiente campechano, ¨nunca es tarde para comenzar¨, todavía los que se comprometieron y no han cumplido en aportar a la reconstrucción de Haití pueden hacerlo, porque de acuerdo a lo conocido por el mundo al cumplirse el primer aniversario de esa tragedia, aún queda mucho por hacer.
agendasemanal@hotmail.com
Piedad por Haití
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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