A los reeleccionistas les ha llegado claramente nuestro mensaje: ya no queremos oír su voz, ni tampoco oír su llanto. Leonel Fernández, en palabras de Eugenio María de Hostos, está admirablemente dotado para hacer el bien, pero siniestramente desviado de él, todo lo que tuvo de superior en su tiempo, lo tiene de inferior a su destino.
Y en vez de hacerse más consciente a medida que ha manejado el Estado, el presidente se hace más malo cuanto más conoce el mal, o se hace menos bueno cuanto más se aferra a la reelección.
Su Anselmo Paulino, Félix Bautista y su Virgilio Álvarez, Freddy Pérez, cada vez se hacen más indiferentes al bien. Hay una ley bíblica que siempre se cumple: ¨aves de un mismo plumaje vuelan juntas´´. Freddy Pérez y la desgracia andan juntas, siempre, son aves de un mismo plumaje: desde que los nombraron Administrador de la CAASD dejó de llover.
Leonel, con su afán reeleccionista se ha ganado el mérito de traernos la seca. El país tendrá que decir como Jesús ante la cruz: tengo sed. Y palacio y sus gatos uñas largas nos darán vinagre.
El Comité Político del PLD cree que guardando silencio frente a la perversidad de los reeleccionistas logrará mantener la unidad morada, yo como poeta le profetizo: líderes a medias, pueblos a medias.