El país anda convulso y su presidente no está en casa. Desde el Bloque Popular o alianza social su vocero, Jesús Adon, anunció que las organizaciones populares protestarán contra la mala política del Gobierno y por esta razón llaman a “a la desobediencia civil” contra las alzas de los precios de los productos de consumo masivo de bienes y servicios.
El llamado es a la “movilización masiva” durante la semana, con calderos, tanques de gas, según afirmó Adon, quien dijo que se trata de una manera cívica y pacífica destinada a derrotar la política de los precios de combustibles, tarifas eléctricas y todos los productos básicos.
En momentos en los cuales el endeudamiento de la nación se torna preocupante, voces como las del dirigente del Frente Amplio de Lucha Popular (FALPO), Fidel Santana, reflexionan acerca de las hambrunas y grandes acontecimientos sociales advertidos por organismos internacionales, que en República Dominicana, apuntó, puede llevarnos a situaciones inmanejables.
Para la sindicalista Socorro Monegro, la mayor parte de los pobres en el país no saben qué van a comer día a día y la indigencia sigue siendo un problema en aumento. A todo esto se suma el aumento de los precios de los combustibles, que a su vez significa incremento de las tarifas eléctricas, del agua y de todos los demás productos.
A todo lo anterior se suma la poca inversión del gobierno en el campo, con la consecuencia de una producción menor y mayor migración a las ciudades. “El panorama sigue siendo más oscuro para el país”, resumió Monegro.
Otra protesta fuerte de estos días es la de los moradores del sector de Guajimía, ofendidos por las condiciones de las viviendas que les han sido entregadas, realizadas por la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD) y cuyo proyecto afirman que no satisface las necesidades de vida.
Sin embargo, la respuesta del director ejecutivo de la CAASD, Manuel de Jesús Pérez Gómez (Freddy), apunta todo lo contrario y considera el trabajo como bueno, a la vez que califica de “abusadores” a los protestantes en relación con la manera en que vivían anteriormente en la cañada.
En resumen, las cosas no andan bien. De un lado se escuchan voces altas, y la otra parte, con argumentos débiles, algunos intentan acallarlas. ¿Es que se ha olvidado que la incomprensión y el poco diálogo resultan poco saludables para los tiempos que corren en la sociedad dominicana?