Nuestro amparo y fortaleza

En momentos de grandes dificultades y problemas, cuando nos sentimos angustiados y perdidos, en ese momento y siempre Dios está con nosotros porque él nunca nos abandona.  No pierdas la esperanza que él  siempre está para protegernos y amarnos.

El mes de enero es uno de los más difíciles del calendario y de la vida. Con el inicio del año muchas cosas están por concretarse y desde el punto de vista económico hemos pasado por gastar casi todos nuestros ingresos en las fiestas navideñas. En nuestro país se torna aún más complicada la situación porque enero es el mes que más día de fiestas tiene y el nivel de gastos se incrementa. Eso lleva a que muchas personas caigan en una situación de crisis emocional y de desesperanza.

En los últimos días he conversado con muchas personas que sienten una gran presión económica y que por tanto pierden el gozo, la alegría y la satisfacción de vivir. Todos estamos presionados diariamente por muchas situaciones y eso es algo propio de la vida en esta tierra.  Pero para los que tenemos a Jesús como nuestro Señor y Salvador no existe problema, por grande que sea, que pueda quitarnos el gozo que sentimos por ser hijos del Padre Creador.  Aunque haya deudas que pagar, compromisos que cumplir y tareas que hacer, siempre tenemos la alegría de Jesús en nuestros corazones.  Y es que el Señor nos dice que jamás nos abandonará, no importa cuál sea la situación por la que estemos atravesando.

En el libro de los Salmos capítulo 46 versículos del 1 al 3, el rey David es muy claro y preciso cuando dice: “Dios es nuestro amparo y fortaleza. Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben las aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza”. Y es que nuestro Dios siempre está con nosotros aunque algunos crean que en las dificultades él se tarda para actuar. Lo que sucede es que muchos no entienden su forma de accionar y quieren trazarle la pauta de actuación. Dios sabe muy bien lo que hace y nos llama a que en todo momento confiemos en su gracia y en su misericordia, en su amor infinito y eterno, en su protección y su pronto auxilio. El nunca nos abandona. En “lugares de delicados pastos nos hace descansar” y en “aguas de reposo nos pastorea”. Pero también  si andamos en “valle de sombra de muerte”  no debemos temer porque el estarás con nosotros, como muy bien dice el Salmo 23.

Si en este mes de enero y en todos los meses del año te sientes abrumado y derrotado, si has perdido la esperanza y los sueños, busca a Jesús. Abre tu corazón y deja que él te transforme plenamente y te haga sentir una  paz completa, total, celestial, una paz que, como muy bien dice Filipenses 4:7, “sobrepasa todo entendimiento”.

Euri Cabral
Es Comunicador y Economista
euricabral07@gmail.com

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