Cuando la gestión del Gobierno de turno se desarrolle con normalidad y rutina democrática; entonces los gobernantes dominicanos(as), realizarán real y efectivamente un cumplimiento del Estado de derecho.
Lo cual quiere decir, cito: “El Estado de derecho es aquel Estado en donde sus autoridades se rigen, permanecen y están sometidas a un derecho vigente en lo que se conoce como un Estado de derecho formal. Éste se crea cuando toda acción social y estatal encuentra sustento en la norma; es así que el poder del Estado queda subordinado al orden jurídico vigente por cumplir con el procedimiento para su creación y es eficaz cuando se aplica en la realidad con base en el poder del Estado a través de sus órganos de gobierno, creando así un ambiente de respeto absoluto del ser humano y del orden público”.
La rendición de cuenta y acciones del Gobierno en la persona de su presidente, el cual puede ser interpelado así como sus ministros y demás funcionarios públicos- sin ningún trauma o secuela política-por la Cámara de Diputados donde se le puede preguntar por algo tan-banal-como son sus constantes viajes al exterior.
Por ejemplo, se le cuestiona acerca de los gastos en comida, hoteles, compras, restaurantes, pasajes de avión, alquileres de vehículos, personas de la comitiva que lo acompaña. La cuenta del Estado de donde salen estas partidas presupuestarias; el monto pagado para poder participar o inscripción.
Los ciudadanos(as) tenemos derecho de saber todos estos datos.
Pero, para no dar la imagen de que, sólo se trata de “dinero” (total es del pueblo), se le pediría que, edificara acerca de los acuerdos firmados con estas naciones desarrolladas y los beneficios a que se llegaron; los cuales deben tener un impacto en breve tiempo en la calidad de vida, logrando con ello un importante bienestar social y económico.
Otro aspecto no menos importante y que, habitualmente no se le da importancia en los países subdesarrollados son las ausencias laborales en todas las categorías del organigrama del Estado. Si no saquen los números y nos sorprenderemos las horas y días de ausentismo del trabajo, ¿cuánto le cuesta al Estado dominicano? ¿Dónde, cuando se está en el poder o en “su gobierno” puedes faltar o llegar tarde sin tener esto ninguna repercusión? Esto no exime al presidente, al contrario debe él ser ejemplo ante el país, la clase obrera y trabajadora.
Cuando apliquemos la aritmética, sí, esa que dimos en la primaria, a los gobernantes y cargos electivos, a los funcionarios públicos sin excepciones, entonces podremos considerarnos un pueblo, una nación con madurez política y todo irá cada día mejor; esto es, menos pobreza.
La tragicomedia para el pueblo dominicano de esto es que el Presidente Leonel Fernández, como profesional de las leyes y líder político en el siglo XXI, lo sabe.
Madrid- España.