En la Policía Nacional existen dos conductas. Una ellas es lo que se define como el policía de aguaje y movimiento. Este policía, cuando está delante de un superior se expresa con un saludo ruidoso exclamando: “jefe todo cinco, cinco y a su orden jefe; por aquí en la zona toda esta bajo control”.
El policía de aguaje y movimiento no trabaja, evade el servicio, buscar estar en lugares que genere beneficios económicos, posibilidades de ascenso y protección de sus superiores. Este uniformado no tiene el entrenamiento, sino el apoyo que le permite obtener ascensos continuos, y es un experto en establecer relaciones con los llamados panas full (narcotraficantes y delincuentes), dirigentes políticos en el poder y funcionarios a quienes sirven sin reservas. Es un perfecto policía que no tenía nada al ingresar y lo tiene todo, llegando los más osados a exhibir riquezas y progreso económico que no pueden demostrar.
El policía de resultados es honesto, se preocupa por estudiar hasta lograr un título universitario o técnico; hace sus servicios, es respetuoso, amable con sus compañeros de arma, combate la delincuencia, se sacrifica, y es un ejemplo
Los policías de resultados resuelven los casos que tienen, cuidan del orden público, la propiedad privada, son leales y sirven a la institución, no a los intereses particulares, sino a la sociedad y a la Patria.
Cuando el ciudadano José Armando Polanco Gómez decide venir de la Isabela Puerto Plata para ingresar a la policía, su única carta de presentación era la honestidad, el deseo de superación, trabajar duramente y llegar a ser un oficial académico.
Su primer fogueo o trabajo policial lo hizo en el campamento anti motines Juan Pablo Duarte. Allí, el destino lo coloca frente al entonces oficial Pilarte Feliz, a quien le manifiesta su deseo de ingresar a la academia policial y en el momento que plantea esa aspiración el listado estaba lleno. Pilarte Feliz no lo desanimó, sino que le dijo: “venga mañana temprano, que siempre hay algunos de los aspirantes que no vienen y lo voy ayudar”. Tal y como dijo Pilarte Feliz, la oportunidad se presentó para que Polanco Gómez ingresara a la academia.
Graduado como oficial, Polanco Gómez siguió abriéndose camino hacia el progreso en la policía. Tengo el honor haber sido escogido para desempeñar las funciones de Relacionador Público de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD). En la dinámica propia del trabajo tenía una comunicación diaria con los oficiales Polanco Gómez, Manuel E. Castro Castillo y Nelson Santos, con quienes establecí una amistad transparente, solidaria y químicamente humana.
El valeroso oficial Polanco Gómez sale con una hoja de servicios encomiable de la DNCD, pasando a los servicios policiales, en particular los departamentos investigativos. Entre las posiciones ocupadas están el antiguo servicio secreto, a Departamento de Robo, falsificaciones, policía preventiva y otros, llegando a escalar en la nueva reestructuración de mando el cargo de director de investigaciones criminales (DICRIM).
La DICRIM permite que Polanco Gómez demuestre su capacidad, don de mando y trabajo con resultados. Le correspondió desarticular la red de los sicarios al servicio el narcotraficante Figueroa Agosto, apresando, confiscando armas, evidencias y a la hora de decidir quién debía ser el nuevo jefe de la policía en los cambios rutinarios que hace el Presidente de la República, doctor Leonel Fernández Reyna, dos generales estaban encabezando la lista: Polanco Gómez y Castro Castillo.
Como jefe de la policía, Polanco Gómez no ha cambiado, es la misma persona humilde, pausado, solidario y firme. Le ha tocado la jefatura en un momento crucial donde el crimen organizado tiene bastante poder en el país, en el orden económico, político y social. Sin embargo, esto en nada ha impedido que Polanco Gómez asuma su responsabilidad donde soluciona los diferentes casos que se presenten y parece que esto molesta, crea ronchas y envidia, que un hombre venido de abajo llegue a ser jefe de la policía en un país donde se castiga ser honesto, trabajar, superarse y combatir la narco delincuencia. Se busca a como de lugar hacer saltar a Polanco Gómez de la jefatura de la policía, y esa embestida es dirigida a tratar de minar su voluntad, acorralándolo con una campaña intensa a todos los niveles incluyendo algunos medios de comunicación que sirven a esos intereses afectados por la labor de este mayor general con resultados.
En ese sentido, tiene que estar alerta dejando que la envidia y la maledicencia se cuezan en su propia salsa, cosechando la tempestad de la justicia divina y del otro que siempre llega a su tiempo.
El periodista Jesús Blancornelas, en el libro En Estado de Alerta, en la página 29, expresa: “al juzgar por lo que veo, la mafia se adentrará más. Ya se habla de que algunos diputados o alcaldes llegaron al poder con dinero de la mafia. Nadie desmiente ni dice lo contrario. Esto es una –probadita-: la mafia puede llegar hasta escalas más superiores del poder. Por eso y sin exageración no es aventurado decir: Estamos en los principios del co-gobierno, políticos y narcotráfico. Con ello, el mayor peligro para los periodistas, es la descomposición social. El atractivo de fácil enriquecimiento para las nuevas generaciones”.
Así narra los hechos que suceden en México Blancornelas, cuya vida ha estado en peligro por asumir con responsabilidad la lucha contra el narcotráfico, y en Dominicana sucede lo mismo, a los periodistas que escribimos la verdad combatiendo el narcotráfico y la corrupción quiere borrarnos, trancándonos las puertas de los despachos de amigos que ocupan posiciones o ahogándonos económicamente para ver si uno se desespera.
Ojo, pelao Polanco Gómez, cuídate de los amigos circunstanciales de los cargos, rompe el cerco y reencuéntrate con los amigos que siempre te han demostrado en las buenas y las malas ser tus amigos, y amigos no son lo que te hacen reír, sino lo que te dicen la verdad, haciéndote llorar en ocasiones
Éxito hermano y amigo.