Cuando se recibía con beneplácito la noticia de que República Dominicana integrará el Consejo Consultivo de ONU-Mujeres, otra triste nueva ocupaba los titulares de los medios nacionales: Tres mujeres más fueron asesinadas en el país por sus parejas, quienes después de emplear armas de fuego y armas blancas contra ellas se dieron a la fuga. Santo Domingo Este, Pedro Brand y Santiago Rodríguez son los escenarios de tales crímenes, aunque el país entero anda bajo las funestas alzas de los feminicidios.
El Foro Feminista ha alzado su voz para considerar la posibilidad de establecer un programa del Consejo Consultivo de ONU-Mujeres en el país, pues aún cuando han sido ratificados importantes convenios internacionales de derechos humanos y se han aprobado “diversas normativas legales y constitucionales, los derechos humanos de las dominicanas siguen siendo vulnerados sistemáticamente en todos los ámbitos, desde la cotidianidad del hogar hasta las más altas instancias de poder económico, político y social”.
La nación dominicana posee en estos momentos una de las más altas tasas del mundo en los crímenes cometidos contra las mujeres y entre los elementos que el Foro Feminista esgrime, se hallan: “la persistencia de las desigualdades de género en el ámbito económico, como se observa en el hecho de que el 51% de los hogares con jefatura femenina están por debajo de la línea de pobreza (frente al 32% con jefatura masculina), así como en las grandes disparidades en materia de empleo y de ingresos. Los datos muestran que la tasa de ocupación de la PEA masculina duplica la femenina (62.1% vs. 31.3%), en tanto el ingreso promedio anual de los hombres casi duplica el de las mujeres (US$ 8,416 vs. 4,985)”.
Ni hablar del número de féminas que mueren al parir o durante el trabajo de parto, cuya mortalidad ofrece la alarmante cifra de 159/100,00 nacidos vivos, a lo cual se suman los embarazos a edad temprana, que afecta al 20.6% de la población.
Las batallas libradas en el país porque se aprobara el aborto terapéutico, fueron nulas y esto significa que República Dominicana se encuentra entre los 6 países en el mundo que los penaliza.
En definitiva, la balanza sigue pesando en contra de los derechos femeninos de las dominicanas y no deja de ser esperanzador que se establezca un programa de ONU-Mujer capaz de ayudar a eliminar las condiciones de desigualdad y de exclusión social; pero, sobre todo, que coadyuve a que no sigan muriendo mujeres a manos de sus ex o actuales maridos. Hora es ya de que concluyan tan viles asesinatos.
