Palabrota como la que salió la mañana del lunes 21 de febrero de la boca del comentarista radial Alvaro Arvelo (hijo) demuestra una vez más la imperiosa necesidad de que el periodismo vuelva a su esencia. Ningún medio de comunicación del país se ha referido a semejante asquerosidad.
El fanatismo alrededor de este hombre, llegando, incluso, a celebrarle todo lo que dice y hace, demuestra como anda el periodismo, la sociedad y el nivel de falta de autoridad.
El control para este hombre no existe. Nadie para sus comentarios con dosis pronunciada de malas palabras, insultos y calificativos, no importa que se dirija a un funcionario, una mujer, un político, un compañero de su propio programa, el dueño de la emisora, candidato, a quien se le ocurra.
En la historia de la radio dominicana Alvaro Arvelo hijo debe ser la primera persona que utiliza un micrófono para pronunciar la palabrota que dijo. Sin temor a equivocarnos debe ir al libro Guinness.
Se debe volver urgente a la esencia del periodismo, que se ha perdido porque los medios de comunicación se han convertido en poderes, principalmente por su convivencia en los sectores políticos del país.
