Afirma el director general del Archivo General de la Nación, Dr. Roberto Cassá, quien habla sobre los anexos que lleva a cabo esta importante institución, cuyas fuentes más antiguas datan de 1606, integra el fondo personal de Trujillo y ha digitalizado cerca de 20 millones de imágenes.
A seis años como director general del Archivo General de la Nación, el doctor Roberto Cassá considera que el cargo que aceptó por un año y se ha extendido hasta nuestros días, debe dar paso a su avidez por investigar y continuar siendo el historiador de altos quilates que ha aportado significativos estudios al país, la región y el mundo.
Cassá accede con su habitual gentileza a responder interrogantes acerca de la labor que desarrolla la institución, sus ampliaciones y, sobre todo, lo que converge en ese gran sueño de lograr que espacios municipales, locales y regionales a todo lo largo y ancho del país, así como especialistas calificados en los temas archivísticos, posibiliten el fortalecimiento del Sistema Nacional de Archivos en la República Dominicana.
– Doctor, ¿cuánto se ha avanzado en el proceso de reestructuración y reedificación del local y en la preservación de las importantes fuentes documentales que aquí se conservan?
“En estos momentos se concluye el anexo del edificio iniciado en el primer período de Leonel Fernández, que había quedado inconcluso. Le hice la propuesta al presidente de que el propio archivo podía asumir la obra y con una suma de 30 millones de pesos instalamos un nuevo sistema eléctrico en toda la institución, añadimos otros elementos imprescindibles para el buen funcionamiento de cada una de las áreas y esperamos para mayo o junio poder inaugurar el edificio con nuevas oficinas y depósitos.
“Unas quince personas trabajan en el fondo de la presidencia, que es el más grande: cerca de 40 mil cajas con documentos que comienzan desde 1924 y concluyen hace diez años, aproximadamente. Fue trasladado por disposición del presidente mismo y tiene una gran connotación histórica y administrativa.
“En relación con la digitalización de leyes, disposiciones gubernamentales, nombramientos que tienen gran importancia para el funcionamiento administrativo del Estado, trabajamos en esto. Hay también materiales de gran valor histórico que hoy en día tienen implicaciones desde el punto de vista de la seguridad del Estado y de personas, por ejemplo de la época de Trujillo. Todo esto va a ayudar a una mayor comprensión de la historia dominicana y es el centro de lo que estamos haciendo ahora.
“Algo muy importante es, además, que vamos a dedicarnos al fondo del Consejo Estatal del Azúcar, muy grande por cierto: unos 10 o 12 furgones que han sido traídos de los diverso ingenios del CEA. Ha sido una labor prácticamente de rescate y será el primero en colocarse en un depósito administrativo intermedio, que está localizado en una nave industrial de Haina, comprada en 12 millones de pesos. En los próximos días el equipo de unas doce personas organizará todo esto”.
-¿Quiere decir que el archivo se amplía más…?
“Sí, porque en los seis años que llevo aquí, por primera vez recibiremos diversos materiales de instituciones del Estado que hasta ahora era imposible acoger por razones de espacio. Ya tenemos dos lugares: el anexo, que no es muy grande, pero admite cierta cantidad de espacio, unos doce kilómetros de documentos. El archivo tiene alrededor de 35 kilómetros lineales y con Haina, contaremos con doce kilómetros más. O sea, que no duplicamos la posibilidad de recibir materiales, pero sí la ampliamos sensiblemente”.
¿Cuál es la fecha más antigua de los documentos que guarece el Archivo General de la Nación?
“De 1606, vinculado a la ciudad de Bayaguana, fundada a raíz de las devastaciones de Osorio, es el documento de más años. Los archivos del Este son los más antiguos, la mayoría está digitalizada y descritos cada uno de ellos”.
-¿Archivos municipales?
“Sí, archivos reales, municipales del Este”.
-¿Y cómo lograron salvarse?
“Fueron las poblaciones a las cuales no llegaron en 1805 los invasores haitianos, quienes quemaban todo a su paso por las villas. Aunque hubo ocupaciones en las que no destruían, esa fue terrible, e igual ocurrió con la presencia de corsarios y piratas. Por ejemplo, no tenemos registros antes de Drake, sólo la catedral cuenta con algunas cosas y guardan textos más antiguos que nosotros.
“Lo que había de la audiencia después de Drake se llevó a Cuba. Fue dividida en dos partes y el primer archivero allá, Joaquín Llaverías, que era un gran especialista, descendiente de dominicanos, salvó cuanto pudo. Una parte la devolvió al país, le llamamos fondo de la época colonial y es muy pequeño, pero valioso, ya digitalizado y descrito de la manera más detallada posible. La otra parte no se devolvió, está en el archivo de Cuba.”
-Pero, ¿tienen manera de acceder a ellos y rescatarlos para el país?
“Sí, tenemos muy buenas relaciones de trabajo con el Archivo General de Cuba y sólo por falta de recursos no nos proponemos ir a escanear toda esa fuente documental que permanece allá. Pero, cada vez que necesitamos algo lo obtenemos sin dificultades. No obstante, rescatamos todo lo posible en otros archivos, por ejemplo el de Indias, donde el historiador Genaro Rodríguez ha reproducido decenas de legajos completos, cada uno de mil hojas.
“También tenemos digitalizado y descrito el fondo de Bernardo Vega en los Estados Unidos, que estará abierto al público próximamente y esto va a abrir un terreno muy importante al conocimiento de la historia diplomática y política de ese país durante las décadas principales del siglo XX”.
-¿Cuánto del total de documentos importantes se ha digitalizado en el archivo?
“La digitalización general está concluida en la primera etapa: cerca de 20 millones de imágenes de la parte más antigua del archivo; la mitad ya está en Internet y sabemos que se reciben hasta mil visitas diarias. Y mire usted qué importante resulta señalar que la mayoría de esas consultas son de dominicanos residentes en los Estados Unidos, lo cual muestra cómo jóvenes que llevan a cabo estudios universitarios y otros, acuden a nuestras páginas. Finalmente, estamos guardando, organizando y logrando que se consulten estos materiales”.
-¿Satisfecho entonces por la labor que desarrollan?
“Nuestra misión fundamental es ayudar a los investigadores. Hemos hecho inversiones caras, pero es imprescindible para el servicio que debemos brindar. Es válido, legítimo desde el punto de vista del desarrollo institucional y del conocimiento histórico de los dominicanos y quienes precisan de nuestros servicios en el mundo. También hemos tratado de apoyar a Haití, con la preparación de un personal en el área de restauración, así como hemos contribuido con donativos, estanterías, escáneres, formación de operadores,
entre otras ayudas”.
-¿Conservan aquí el archivo personal de Trujillo?
“Sí, y todo el que quiera puede acceder a él. El del generalísimo, término con el cual se denomina, es en verdad un sub fondo, dentro del fondo de la presidencia y significa una cronología de la información de Trujillo, cuanto él recibió y decidió dejar como archivo personal, incluso gran parte está encuadernado, porque él tenía un gran sentido de lo que debía conservar. Es un material muy valioso para conocer esa etapa”.
-¿Cómo enfrentan el gran problema de la sustracción de documentos?
“Desde que soy director creo que esto no ha sucedido y considero que ha sido un componente clave depositar confianza en un sistema de seguridad contra la sustracción y depredación”.
-¿Qué significa esto?
“Que muchas gentes en vez de llevarse documentos, los mutilan. Por suerte, en el país no existe un mercado de sustracción y ventas de este tipo; pero hemos tenido que asumir medidas. Cuando detectamos individuos que inescrupulosamente actúan así, les prohibimos terminantemente la entrada al archivo. En gran parte de la institución hay cámaras y tenemos un personal de seguridad que actúa con gran profesionalidad y del Departamento Nacional e Investigaciones, al cual pedí ayuda para estos fines”.
-¿Reciben apoyo estatal suficiente?
“No somos dependencia del ministerio de Cultura, aunque contamos con su tutela. Tenemos un presupuesto de 129 millones de pesos al año, a lo cual se agregan algunos costos. Nuestro enlace con el presidente de la República es mediante el vicepresidente Rafael Albuquerque”.
-¿Qué necesita un investigador, un periodista o cualquier persona que desee
consultar alguna fuente…?
“Su presencia en los horarios establecidos, que extendimos hasta las 7 de la noche. El material debe solicitarse en la mañana y se hace la búsqueda para su entrega en la tarde. Ofrecemos los servicios de una biblioteca modesta, aunque nuestro objetivo es hacer una histórica para todo el país. Trabajamos en eso. También laboramos en una biblioteca digital dominicana, que ya cuenta con unos mil libros digitalizados”.
-Muchos proyectos…
“Sí, pocos archivos nacionales han publicado cientos de libros, como se ha hecho aquí, proyectos de historia oral y todo lo que anteriormente le he mencionado. La archivística implica tiempos largos, pero estoy seguro y satisfecho porque se han logrado muchas cosas…”.
– Finalmente, sobre la enseñanza de la Historia en el país…
“Hay mucho que hacer y es fundamental. El archivo le propuso al ministerio de Educación un trabajo de equipo, una especie de consorcio que no pudo materializarse, pero quizás en un futuro se logre. El objetivo es que redactemos libros de textos para la enseñanza básica y media. No obstante, es muy importante cambiar el currículum, sin este cambio no se puede hacer mucho.
“He escrito libros de este tipo anteriormente. Es una vieja preocupación y no hemos podido hacer más porque el tiempo no lo permite. De todos modos, el archivo se compromete a la confección de por lo menos uno de estos textos para bachillerato. Con recursos y tiempo, haremos más de uno. Es el compromiso moral de los historiadores que trabajamos aquí, porque el país necesita crucialmente cambiar los formatos en la transmisión de la historia, para que sea atractiva y productiva esta enseñanza”.