Un aparte debemos hacer este día, en medio de tanto ajetreo perredeísta, para recordar la fecha en que el mundo celebra el Día Internacional de la Mujer y que arriba con las batallas por lograr convenios internacionales de derechos humanos, la creación de un mecanismo nacional para su defensa y la aprobación de diversas normativas legales y constitucionales, sobre todo en el país, donde las dominicanas siguen siendo vulnerables desde todos los ámbitos: económico, político y social.
No es posible obviar en este día que el 51% de los hogares con jefatura femenina están por debajo de la línea de pobreza (frente al 32% con jefatura masculina) y que, según el ministro de Trabajo, Max Puig, en algunas empresas privadas persiste la discriminación hacia las mujeres, manifestada de diversas formas, como es la realización de pruebas de embarazo.
Es cierto que se ha avanzado en alguna medida en la lucha por la equidad entre mujeres y hombres. Pero, sin duda es aún insuficiente y los propios indicadores del mercado laboral reflejan estas discriminaciones, al igual que la participación política, donde las féminas representan un por ciento muy inferior a los hombres.
En la Cumbre Mundial sobre la Seguridad Alimentaria, celebrada en Roma, se trató con profundidad la equidad de género como uno de los objetivos fundamentales a lograrse en la década que ya transcurre.
Si como afirmó el secretario de Trabajo dominicano, la presencia de los hombres en la Población Económicamente Activa (PEA), es de unos 61.10% y la de las mujeres es apenas de 38.90%, con una inactividad masculina de 32.10%, en relación al 56.40% de la femenina, entonces hay que resumir que este 8 de marzo no se celebra en el país el Día de la Mujer como debíamos. Y la pregunta sigue siendo: ¿cuándo será que lo celebremos diferente?