Su afable sonrisa, es una viva demostración de la expresiva gentileza y el afecto que manifiesta a cuantas personas comparten el placer de tenerle como compañero de trabajo o amigo. Gestos que han hecho suyo ó él de ellas, sus más cercana colaboradoras, Gissell Méndez y July Tamaríz Núñez.
Antes de cada jornada de trabajo se le ve charlar con el personal que le asiste en la difícil labor de administrar justicia. En ese momento las carcajadas se escuchan fuera de la oficina, el día hay que iniciarlo con buen ánimo, pero siempre encomendándose a Dios.
Su trabajo de juez le ha servido para crecer en su profesión, pero para él, innegablemente lo más importante es la familia, su niña, su esposa, su madre, sus hermanos, y también sus amigos, a quienes dedica todo su tiempo libre.
Parte de su tiempo desocupado lo utiliza para practicar Racquetboll, deporte que le apasiona. Su gran conocimiento sobre el mismo le mereció ser escogido como árbitro de esta disciplina en los Juegos Centroamericano y del Caribe de Mayagüez.
Al decidir o emitir un fallo en su labor como juez presidente del Primer Tribunal Colegiado del Distrito Nacional, trata de no ser influido por ningún sentimiento, porque a su juicio estaría dejando de ser un profesional.
“La parte humana es muy difícil decirlo o describirlo al momento de dar un fallo, porque ese es un aspecto que hay que buscarlo en la misma sentencia, es algo que no se hace deliberadamente o sea que eso surge al momento de dar la sentencia”, valoró para referirse al aspecto humano que puede influenciar a un juez al momento de emitir una sentencia.
“Si algún sentimiento puede influir al momento de decidir, entonces se estaría dejando de ser un profesional, porque la persona se juzga en base a las pruebas que te presentan de un hecho que se le imputa a un ciudadano, abundó.
Sánchez Mejía confesó, que crear algún tipo de empatía con un prevenido, nunca le ha afectado al momento de una decisión. Tampoco ha sido afectado por ningún sentimiento, puesto que si no está convencido de una culpabilidad emite una absolución.
Asimismo, tiene por norma no fallar expediente que no pueda motivar.
“Lo que sea difícil de motivar no lo fallo. Si lo que se tiene claro es la absolución, pero tu quiere condenarlo se te hará muy difícil”, Adujo. Según él, para el juez es muy difícil justificar lo injustificable.
Para sustentar si tesis, Sánchez Mejía explica que el trabajo del juez es de historiador, por lo que debe reconstruir un hecho más allá de lo que le están presentando.
El hombre pese a su juventud y a pena tener solo nueve años ejerciendo como juez demuestra una gran sabiduría al momento de valorar una acusación.
Su carrera como juez colegiado inició en septiembre del 2005. Anterior fue juez de la Segunda Sala Penal del Distrito Nacional, función que desempeñó desde agosto 2003 hasta octubre 2005.
Sus primeros pasos como administrador de justicia fueron como juez de paz de asuntos municipales en Villa Mella, puesto que conquistó en octubre del 2002, de ahí pasó a juez de Primera Instancia Segunda Sala Penal del Distrito Nacional, agosto del 2003.
En este difícil trabajo, Indiscutiblemente sus principales casos han sido lo llevado en contra de los banqueros, Ramón Báez Figueroa, Marcos Báez Cocco, Luís Álvarez Renta, Vivian Lubrano y José María Troncoso Ferrosa, conocido como el caso Baninter.
También el caso Bancredito, contra Arturo Pellerano y Felipe Mendosa, ambos condenados a 10 años de prisión.
Igualmente, Sánchez Mejía participó en la instrucción del juicio a los representantes del Banco Mercantil y luego fue apoderado del caso Leonel Almonte, que había iniciado en Santiago 14 años atrás.
El juicio a Leonel Almonte también fue conocido en un tribunal de San Francisco, luego en San Juan de la Maguana y luego en el Distrito Nacional, por solicitud de la parte.
Su experiencia en estos casos la valora como una época de mucho conocimiento y crecimiento profesional, porque en ambos casos se puso a prueba ante la sociedad, ya que le daban un seguimiento constante a través de los medios. “Aquí se puso a prueba mí capacidad y mi preparación.
Para él en estos juicios, además, estaba en juego su posición, ya que la sociedad siempre quiere una respuesta y “en esos casos tú te encontraba con que un 50% tenía una posición y el otro 50% tenía otra”.
El juez Sánchez Mejía, además, imparte una materia de derecho penal general, que es la que más le fascina, en la Universidad Unibe, de donde es egresado.
Otras de sus pasiones es la lectura, sobre todo libro de historia, tanto nacional como internacional, con lo que complementa la diversión de hacer deporte y compartir con la familia.
Al hablar de la familia y sus amigos, resaltó que estos son lo que le ayudan a soportar todas las presiones recibidas durante los procesos, “ellos son los que te apoyan y te dan el espaldarazo en los momentos necesarios”.
También resaltó el apoyo de los amigo que están él mediante llamadas y mensajes por internet, “y te dicen estamos contigo”.
¿Realmente no se ha visto afectado al decidir?, insistí al final del grato diálogo, “no digo que no me afecte uno a veces tiene hasta misericordia, le tiene pena a un imputado, pero delinquió y hay que fallar en su contra”, fue su respuesta.
En el caso de conocer un proceso a un allegado se inhibe, algo que de hecho le ha sucedido con tres personas amigas, en el mismo tribunal que ahora preside. Y se ha inhibido, de los tres a dos le fallaron en contra.
Resalto que tiene una muestra de independencia e imparcialidad en los casos que ha llevado, algo demostrado con los juicios por fraudes bancarios, durante los cuales nunca recibió una llamada.
Fue egresado en la primera promoción de la Escuela de la Magistratura, en enero -octubre 2002, cuya promoción fue haciendo la zapata para los demás jueces titulados en ella.
En septiembre de 1997, antes de ingresar a la Escuela de la Magistratura, fue abogado ayudante en la Corte Penal del DN, luego en enero del 2000 fue ascendido como abogado ayudante de la Sala Penal de la Suprema Corte de Justicia hasta enero del 2002, que ingresó a la Escuela de la Magistratura.
El pasado año recibió el premio Jeysi como joven sobresaliente. En lo adelante, el juez Sánchez Mejía se enfrentará a otro gran reto representado en el juicio Sobeida-Figueroa Agosto.