¿Procedimientos incorrectos? ¿Indelicadezas a la hora de dar a conocer los resultados? ¿Votaciones de ajenos? ¿Decisiones asumidas sin que correspondieran a ese momento histórico y concreto?
Hasta el instante mismo de celebrarse la XXIX Convención del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), todo estaba “bajo control”. Ya se había logrado la firma del “Pacto entre Compañeros” y sólo la post convención fue reflejo de marcada desunión en el partido blanco.
Militantes de dicha organización que ven el bosque y saben que detenerse en las diferencias de los árboles les alejaría del triunfo colectivo, lamentan que haya concluido todo así, en medio de disputas que no benefician su posición ante las elecciones de 2012.
Ya se sabe cuáles son las consecuencias de las divisiones internas y ausencias de liderazgo. Surgen las preguntas de siempre: ¿cuánto tienen en cuenta los dirigentes partidistas de lo que necesita en realidad la sociedad dominicana?
¿Cuál es su vocación de servicio?
Si de verdad quisieran ocupar la presidencia en las próximas elecciones, no es con una situación de “tira y encoge”, que en nada beneficia, ni al Partido Revolucionario Dominicano y mucho menos al país.
La acusación del precandidato presidencial, Miguel Vargas Maldonado, a la Comisión Organizadora de la Convención, de permitir el padrón semi abierto y la inclusión de peledeístas, pone tintes grises en un proceso que marchaba bien hasta el pacto y sin duda, demostró estructuración en el proceso, seguridad,
dominio y organización, salvo los pequeños disturbios originados en lugares muy específicos.
Las urnas expresaron las opiniones de esa mayoría perredeísta y si la grandeza del vencido hubiese reflejado la humildad del reconocimiento al ganador, hubiese sido una demostración de riqueza espiritual y disciplina política. En definitiva, de democracia.
De todos modos, en el decir de los observadores, el espectro eleccionario se va aclarando y aunque Vargas afirma que los pasos que siguen de “corroboración” del padrón servirá como arma de transparencia para descartar votaciones de peledeístas en el proceso y muchos acusan a Esquea de actuar de manera precipitada, aún cuando existe el derecho al “pataleo”, las derrotas o victorias internas debían reflejarse de otra manera y entonces, el partido blanco se fortalecería ostensiblemente, ante todos y todas.