Durante todo el día de ayer, el candidato perredeísta, señor Miguel Vargas, estuvo dándoles las explicaciones de lugar a los medios de comunicación y, en especial, a sus seguidores representados por una mayoría de la estructura política del partido.
Con una exposición muy profesional, constatada y precisa, Miguel fue desglosando cada una de las faltas, errores y violaciones del pasado proceso convencional en perjuicio de su candidatura, por parte de la dirección de la CNO.
Una multitud de dirigentes y de militantes abarrotados en un hotel de la capital, escucharon las alegaciones y las pruebas presentadas por el candidato Miguel Vargas, que erizando su piel respondieron con aplausos. Arropando a nuestro candidato con vítores propio de estos acalorados momentos o, tal vez soltando de sus pulmones el aire comprimido y ejercitando los músculos labiales por la impotencia y, los intentos mediáticos de humillar políticamente a los miguelistas.
Esa demostración física y emocional de la estructura y la base de militantes que le seguimos, demostró ayer que usted, señor Miguel Vargas, se ha ganado el derecho por votos de ser aclamado candidato presidencial por el Partido Revolucionario Dominicano. Además, opino que fue la respuesta contundente que ha estado esperando el ex presidente Hipólito Mejía en las tres últimas semanas.
Se comprobó que no es una burbuja ni un capricho de “niño rico”. Son cientos de miles de militantes, simpatizantes, independientes y un poderoso sector externo que, pide a gritos un cambio real, efectivo, eficiente y verdadero en el acontecer político dominicano.
Es hora de que un ingeniero matemático, empresario y político (aunque a muchos(as) les cause escozor), gestione este caos llamado “República Bananera”; y de paso se continúe poniendo la zapata dentro del Partido Revolucionario Dominicano, para, que, nunca más, pasemos de nuevo por una experiencia similar. Todo lo cual no es más que, la sumatoria de parches, tollos y chanchullos que durante décadas ha caminado soterrado de no se sabe cuántas barbaridades, ésta es una realidad dentro del PRD. Admitirlo es de valientes.
Por todo lo anterior, estamos en la oposición. Castigados por el pueblo dominicano. Pues, es hora de redimirnos como líderes, dirigentes y militantes. A propósito, la palabra “ irredento(a)”, significa “no redimido”.
La unidad sin transparencia es sólo un eco, carente de fundamento democrático e institucional.