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Rousseff y Lula encabezan funerales de Estado José Alencar

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Brasilia.- La jefa de Estado brasileña, Dilma Rousseff, y su antecesor Luiz Inácio Lula da Silva encabezaron hoy en el Palacio de Planalto el funeral del exvicepresidente José Alencar, fallecido este martes víctima de un agresivo cáncer.

Rousseff y Lula se unieron a la ceremonia unas diez horas después de que se abrió la capilla ardiente en la sede del Gobierno debido a que se encontraban en Portugal, donde el exmandatario era objeto de diversos homenajes por su empeño en el combate a la miseria.

La jefa de Estado y su antecesor en el cargo y mentor político llegaron juntos directamente desde el aeropuerto, se acercaron al féretro con los restos de Alencar sin poder ocultar su conmoción y asistieron a una misa de cuerpo presente oficiada por el obispo Dimas Lara Barbosa, secretario general del Episcopado.

Como hizo al ser informado sobre la muerte de Alencar, quien le acompañó como vicepresidente durante toda su gestión gubernamental, entre enero del 2003 y enero de este año, Lula rompió en llanto ante el ataúd y le dio un cariñoso beso en la frente a quien definió como "compañero y hermano".

Rousseff, de riguroso negro, no hizo declaraciones y se abrazó a la viuda de Alencar, Mariza Campos Gomes da Silva, durante la misa.

El velatorio congregó en el Palacio de Planalto a los familiares de Alencar y a toda la clase política, que se volcó en pleno para rendir homenaje a un hombre que conmovió al país con la entereza que mostró en los últimos dos años frente a un agresivo cáncer abdominal que ya era irreversible.

Además de ministros, parlamentarios, gobernadores, alcaldes y otros cientos de políticos que se hicieron presentes, ante el ataúd con los restos de Alencar desfilaron unas 6.000 personas, en su gran mayoría empleados públicos y gente del pueblo que quiso participar en el homenaje.

Algunas de esas personas más simples se emocionaron hasta romper en lágrimas, como ocurrió con la jubilada Enzimar Vieira dos Santos, quien se aferró al féretro para agradecerle a Alencar "el ejemplo de lucha contra el cáncer", una enfermedad que ella también padece.

Alencar falleció, a los 79 años, en un hospital de Sao Paulo en el que durante más de una década fue tratado debido al cáncer y en el que, entre otras personalidades, ahora se atiende por ese mismo mal el presidente de Paraguay, Fernando Lugo.

El ataúd con los restos de Alencar fue transportado hoy por un avión de la Fuerza Aérea hasta Brasilia, donde fue recibido con honores de Estado en un acto al que asistieron las autoridades de la Cámara de Diputados, el Senado y el Supremo Tribunal Federal.

Los restos fueron trasladados al Palacio de Planalto en un camión de Bomberos escoltado por vehículos militares y al llegar a la sede del Gobierno fueron cargados en hombros por soldados de la guardia de honor de la Presidencia que los condujeron por una rampa hasta la capilla ardiente instalada en el Salón Noble, de la primera planta.

El ataúd permanecerá en la capilla ardiente hasta mañana, cuando a primera hora será trasladado hacia Belo Horizonte, capital de su estado natal de Minas Gerais, donde los restos serán velados en el Palacio de la Libertad, sede del Gobierno regional.

La última escala será en el cementerio de Contagem, ciudad vecina a Belo Horizonte, donde los restos de Alencar serán cremados, según el deseo que él mismo había manifestado en vida.

En los 51 años de historia de Brasilia, esta ha sido la segunda vez que el Palacio de Planalto se abre para unos funerales de Estado y la primera en que se usa para despedir a un exvicepresidente.

Hasta ahora, solamente Tancredo Neves, elegido presidente de Brasil en enero de 1985 pero que no llegó a asumir el cargo debido a una grave enfermedad que le causó la muerte, había sido velado en la sede del Gobierno. EFE

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