En mi novela, La Sagrada Familia, un multimillonario, dueño de una corporación mundial, en una conversación con una socia reflexiona sobre la economía y se lamenta de no haber aprendido nada en la universidad, pues muchos años después descubrió que la única ley económica que siempre se cumple descarta totalmente la producción de riqueza por los seres humanos.
Esa ley, que aparece en la novela en el capítulo en que Jesús Cristo al hablar con su hermano Santiago le profetiza: ¨No importa lo que hagas, no podrás ni agregarles ni quitarles una pulgada al mundo¨. Al no poder agregar, como humanos trasladamos cosas, tal como las hacen las aves al construir sus nidos".
Así, vemos que tenemos muchas yipetas en las calles, son una muestra de que hemos sacado mucho acero de la tierra, tenemos muchas torres, son una muestra de que hemos sacado mucha gravilla y arena de los arroyos, los ríos y los mares, tenemos muchas carreteras, son una muestra de que hemos trasladado mucho petróleo de la tierra. Si no hay producción de riqueza, ¿de dónde salen las ganancias corporativas?
El personaje de la novela responde que las ganancias se derivan de tres factores: control financiero, monopolio de la producción y distribución y generar agonía en los precios. Para generar agonía en los precios hay que crear conflictos sociales y por tanto es sumamente obligatorio tener, en los lugares donde hay una gran generación de materias primas, gobernantes volubles, esos personajes que se creen destinados por los dioses a gobernar y que crean una claque de lambones a los que las corporaciones internacionales logran armar muy bien para que defiendan a su líder.
Hace poco tiempo que se desató la llamada crisis financiera norteamericana, articulación social que permitió a los banqueros quedarse con los 800 mil millones que se habían robado, pero a su vez, permitió que el dinero robado lo invirtieran en comprar contracto petroleros a futuro, en busca de mas ganancias .
A esos contratos ya se le cumplió el plazo para venderlos y como lo habían comprado a un precio superior a los 70 dólares, había que desatar otra crisis social que justificara el aumento: aparece entonces el movimiento por la democracia en los países árabes y encuentran a Gadafi, el dictador libio a quien la OTAN no puede derrotar y el enviado de Naciones Unidas , el ex ministro de Asuntos Exteriores Jordano, Abdul Ilah Al Jatib, alerta de que no se sabe cuándo se resolverá el conflicto en el país magrebí . Y así debe hablar un agente que conoce cuál es su misión.
A Gadafi deben proporcionárseles las fuerzas necesarias para que sostenga la guerra hasta que se vendan todos los contratos comprados a futuro, pues el libio no es un enemigo, es un aliado de la Bolsa de Valores. Aquí, tenemos un presidente, sabelotodo, que puso su grano de arena para ayudar a los inversionistas, pues declaró que el barril podría llegar a 300 dólares, pa´gozá.
Usted ha escuchado muchas veces la frase: Bienaventurados sean los pobres, pues de ellos será el reino de los cielos. Esa frase es una gran mentira, la gran verdad la dice ahora este poeta, este profeta: Bienaventurados son los ricos, pues de ellos es el reino de los Cielos y de la Tierra.