¡Un futuro mejor es posible!

Jessica Ramírez es una joven entusiasta y preocupada por todo cuanto sucede a su alrededor, se empeña sobre todo en enfrentar y aprender cómo evitar la contaminación ambiental y el exceso de desechos que sin control tiran los seres humanos a la madre tierra.
 
Este amor y apasionamiento por el medio ambiente y la naturaleza la llevó a estudiar el tema del Manejo Recursos Naturales y Ecoturismo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), donde sólo 50 alumnos cursan esta carrera.

Activista del Proyecto Internacional 350, que lucha para reducir las consecuencias negativas de los humanos al medio ambiente, la joven explica que la base científica de dicha organización obedece al número de partículas de dióxido de carbono por millón que debe existir en la atmósfera para que el planeta esté estable.

Entrevistada por el equipo de periodistas del espacio vespertino ¿Qué Pasa hoy?, Ramírez reflexiona que ahora mismo estamos en 390 partículas “y si continúa la quema de combustible y gases tóxicos vamos a seguir subiendo de forma exorbitantes”, afirma.

Con el fin de mitigar la contaminación ambiental tiene lugar en el país la campaña Dominicana Recicla, iniciada en tres colegios del la capital y que ha insertado a la población juvenil en la solución de esa  problemática.

Jessica Ramírez aclara que el proyecto de 350 se inició en el año 2008, en los Estados Unidos y en 2009 llegó a las universidades de aquí, con el fin de motivar a los jóvenes a preservar el medio ambiente. “Hemos tenido el logro de contar con adultos que se han acercado para aportar su granito de arena a la causa”.

La campaña Dominicana Recicla se integra al proyecto, que cuenta con seis coordinadores: “debido a que no hay presidente, porque es una organización horizontal y con la colaboración de la compañía Green Loop. Fue presentada el 10 de octubre de 2010”, según explica nuestra entrevistada, fecha que coincidió con el Día de la Acción Climática.

 “En sus inicios tuvo una escala menor, sólo reciclaba papeles y plásticos en los colegios de Santo Domingo. Sin embargo, en estos momentos se dedica, además, a concientizar a la población sobre el daño que ocasionan a la naturaleza cada vez que tiran basura o desperdicio tóxicos”.

-¿Otros colaboradores?

“Sí, la compañía CocaCola hace un gran trabajo social para reducir los desechos y devolver parte de sus beneficios a la población”.

-¿Alguna retroalimentación?
“Claro que sí, el apoyo que han dado los jóvenes ha sido excelente y es gratificante saber que hay chicos preocupados por la situación y dispuestos a salvar el mundo”.

Para esta joven dominicana empeñada en “salvar el mundo” y hacerlo mejor para los seres vivientes: “da pena observar a nivel nacional como las empresas de San Isidro queman la basura en el frente y contaminan aún más a la comunidad, lo que da pie a que las personas boten basuras en la calle al ver como tantos desperdicios son lanzados afuera sin ningún escrúpulo”.

-¿Cuál consideras el país que más desechos produce?

“Uno de los países más tóxicos del planeta es Estados Unidos que, además,  no se limita a su territorio, sino que lo expande con sus fábricas  en los países tercermundistas para abaratar el costo”.

-¿A quién responsabilizas como principal guardián del medio ambiente?

“Esto no puede ser obligación de un gobierno solamente, sino de cada ser humano”.

-¿Poseen ustedes algún plan para la preservación ambiental?
“No es necesario pertenecer a una organización para ayudar al cuidado del planeta, hay que empezar desde lo personal, comprender que el exceso de consumo perjudica a todos. Por ejemplo, cuando se tiene sed, no hay que comprar 10 botellas de agua, con una es suficiente. Si está en la calle y tiene que deshacerse de algo, espere encontrar un zafacón para depositarlo y si es un objeto pequeño, pues mejor llevarlo en la cartera hasta poder botarlo. Cada quien debe convertirse en un activista y explicar a los demás el daño que hacen al tirar un vaso plástico al suelo o cualquier otro deshecho”.

La inquieta muchacha recuerda que hay sucesos que no se pueden controlarse, porque son actos normales de la naturaleza, como los terremotos y tsunamis: “además, si  las placas tectónicas dejaran de moverse no estuviéramos aquí. Sin embargo, el cambio climático que provoca inundaciones, deslizamientos de tierras, tormentas y ciclones sí puede controlarse”.

Finalmente, Jessica Ramírez reflexiona sobre esa población mundial que va a seguir creciendo y consecuentemente necesitará más alimentos, a la vez que producirá más desechos.

-¿Significa esto un análisis pesimista?
“No, para nada. Creo que es posible un futuro mejor si cada ser humano se interesa por la preservación de medio ambiente y toma las medidas de ahorro necesarias para controlar el daño que produce a la naturaleza”.

Compartir esta publicación:

WhatsApp
Facebook
X
LinkedIn
Pinterest

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *