Aún los medios internacionales de comunicación reflexionan sobre la visita del presidente norteamericano Barack Obama a América Latina, cuando la situación internacional refleja el abandono de sus funciones diplomáticas de tres embajadores estadounidenses en la región. Es el caso de Venezuela, Bolivia y ahora Ecuador.
También en México, el embajador estadounidense decidió renunciar a sus responsabilidades diplomáticas, luego de los escándalos de WikiLeaks, aunque se han mantenido las relaciones.
Muchos criticaron la gira de Obama en momentos en los cuales se iniciaba la intervención en Libia- sin dejar claro ante la opinión mundial ¿qué hacían allí los norteamericanos y el resto de los países de la coalición?-, lo cierto es que en pro o en contra, el recorrido del mandatario provocó múltiples interpretaciones.
Para especialistas, el viaje simbolizó un mensaje de intercambio entre Estados Unidos y América Latina y un acercamiento a la región en muchos sentidos. Sin embargo, esta situación de alejamiento diplomático perjudica a ambas partes y complejiza las relaciones de cooperación entre los países.
¿Simbolismo o logros concretos? El presidente de El Salvador, Mauricio Funes, reflexionaba que quizás algunos se equivocaron en pensar que Obama visitaría países de América Latina con una maleta bajo el brazo, plena de soluciones. Afirmó el estadista centroamericano que la visita en sí misma significaba un mensaje a los inversionistas, en el sentido de generar confianza de un crecimiento progresivo…
El tema de la migración afloró en este intercambio de Obama con presidentes latinoamericanos, aunque Funes asevera no se pueden crear expectativas sobre un fenómeno que mantiene a la gigantesca nación entre polémicas observaciones sobre el tratamiento que hasta ahora ha recibido una parte de su población inmigrante.
El principal reto que tiene América Latina es el de luchar contra la pobreza y combatir la exclusión social. Brasil es un ejemplo de sostenibilidad y fe en que se puede lograr un futuro mejor para las mayorías pobres; pero, la historia- que es cíclica e imborrable- reitera que son los propios esfuerzos los que conducirán a un futuro que vindique tantos siglos de batallas y sufrimientos para la región, con embajadores o sin ellos.