Aunque muchos han saludado la inclusión de la doctora Margarita Cedeño en la plancha de precandidatos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), aseguran que tiene todo el derecho para aspirar a la candidatura presidencial y aún cuando la promoción tira fuerte a su favor, otras voces opinan que la Primera Dama de la República no debía emprender esa carrera por alcanzar la presidencia, debido a que no cuenta con la madurez necesaria para ocupar un escaño de tal envergadura en la política dominicana.
También hay preocupación porque dicha candidatura signifique un incorrecto arbitraje del presidente Leonel Fernández, en virtud de que en la contienda participen los candidatos en igualdad de condiciones y que se impida el indiscriminado uso de los recursos del Estado antes y durante la campaña.
De todos modos, la candidatura de Margarita Cedeño de Fernández, según opinan peledeístas, fue propuesta en una plancha única y los militantes del partido morado intentan defender a ultranza la unidad por encima de todo-dicen. Nadie duda del derecho que como mujer tiene la Primera Dama; pero, no se trata de este enfoque – opinan representantes de diversos sectores-, y coinciden en que la República Dominicana merece ser gobernada por una mujer si esta integra en sí misma las condiciones de liderazgo y ese desarrollo político que debe reunir una persona para dirigir los destinos de la nación.
La generalidad de los criterios apunta a esperar y sobre todo aspirar a que se ponga un alto imperioso a tantos actos de corrupción. Porque, entre las preguntas que se abren paso en estos días está la de si se volcarán los millones que votaron por Leonel Fernández hacia Margarita Cedeño y en este caso, ¿se supone que sigan pegados “a las mieles del poder”, con la idea fija de que así puede continuar subsistiendo la sociedad dominicana?
Muchas cuestiones quedan en el mantel de las suposiciones y de la rigurosa respuesta del señor de los tiempos.