Hablar de Felipe Alou en el béisbol es hablar de respeto, disciplina y organización en toda la extensión de la palabra.
«El Panqué de Haina», como se le conoce popularmente, fue entrevistado en exclusiva para «Deportes en la Z», en donde abordó temas muy puntuales sobre distintos aspectos de lo que ha sido su carrera como jugador y dirigente, indistintamente, así como también en lo relativo al papel que ha jugado el pelotero latino desde su incursión en las Grandes Ligas.
Sus inicios en Las Mayores
Al hablar sobre sus inicios en las Grandes Ligas, Felipe hizo un paralelismo con el escenario actual en que se desarrollan los jugadores de béisbol.
«Los muchachos de ahora tienen una ventaja relativa con respecto a los de mi generación, reciben educación y formación integral en las academias, saben inglés, conocen instructores americanos y, además, van a los Estados Unidos condicionados con respecto al tipo de cultura en donde se van a desarrollar, en cambio, cuando yo llegué a Las Mayores, tenía pánico, puesto que no sabía cómo lidiar con este choque cultural y los prejuicios raciales que existían en la sociedad norteamericana», destacó.
SU CARRERA
Liga Dominicana:
En la Liga Dominicana, Felipe Alou participó en 13 temporadas, desde 1956-57 hasta 1971-72, todas con los Leones del Escogido, en donde compiló las siguientes estadísticas ofensivas: 494 partidos, 1,875 turnos oficiales al bate, 567 hits, 87 dobles, 22 triples, 31 cuadrangulares, 284 carreras anotadas, 262 empujadas, 196 bases por bolas recibidas, 114 ponches, 86 bases robadas y un promedio vitalicio de .302.
Su mejor temporada y quizás la más completa ofensivamente hablando para un jugador en la Liga Dominicana fue la registrada en la campaña 1958-59 en donde quedó primero en bateo (.351), hits (85), dobles (17), carreras anotadas (45), empujadas (43) y bases robadas (14), co-líder en triples (5) y segundo en cuadrangulares (7), a dos del puntero.
Su cantidad de hits en esa temporada se mantiene como récord vigente para un jugador dominicano, en tanto que sus totales en dobles y anotadas representaron en ese momento nuevas marcas para el béisbol criollo, aunque hay que consignar que luego fueron superadas.
También es importante destacar que este formidable atleta es quinto entre los líderes histórico de bateo (.310), séptimo en bases robadas (86), octavo en carreras producidas (260), noveno en dobles (87), undécimo en triples (22), duodécimo en hits (581) y anotadas (284), décimo cuarto en transferencias recibidas (196) y décimo sexto en jonrones (32), habiéndose ponchado apenas 114 veces en mil 875 turnos, para un promedio de un ponche cada 16.5 oportunidades, octavo en ese aspecto en el listado de todos los tiempos.
Nadie sobresale en tantos aspectos ofensivos como Felipe, lo que adquiere aún más notoriedad cuando se ve que logró todo esto en menos de 2 mil turnos (1,875).
Este portentoso jugador de los Leones del Escogido, además de ser veloz, sabía correr las bases y en el aspecto defensivo, fue igualmente notable, siendo dueño de un brazo poderoso.
COMO DIRIGENTE
En el rol de manager del Escogido, Felipe conquistó cuatro coronas.
Su primer torneo tuvo una relevancia extraordinaria, ya que lo logró en la campaña 1980-81, cuando los Leones estaban en una sequía de 12 años sin ganar. Repitió como campeón en 1981-82 y volvió a triunfar en el certamen de 1989-90, lo que en ese momento significó un tercer título seguido para el conjunto rojo. Después que los Leones quedaron fuera de la clasificación en la siguiente estación (1990-91), Felipe fue reclamado otra vez para conducir la tropa escarlata y nuevamente guió a los Leones a la conquista de la corona (1991-92), siendo esta la última vez que el Escogido se tituló campeón en la Liga Dominicana.
EN LAS MAYORES
La estancia como jugador del mayor de los hermanos Rojas Alou en las Ligas Mayores se extendió por 17 años, desde 1958 hasta 1974.
Durante su carrera jugó con los Gigantes de San Francisco, los Bravos de Milwaukee y de Atlanta, los atléticos de Oakland, los Expos de Montreal y los Cerveceros de Milwaukee.
Originalmente un jardinero, que luego se desempeñaría como inicialista, Felipe terminó su permanencia en el Gran Circo con promedio de .286, 985 carreras anotadas y 852 remolcadas, 359 dobles, 49 triples, 206 jonrones y 107 bases robadas, viendo acción en 2 mil 82 partidos.
Su primera actuación sobresaliente en las Grandes Ligas se produjo en la campaña de 1962, cuando terminó con average de .316, 25 cuadrangulares y 98 carreras producidas. En 1966 y 1968 agotó dos excelentes temporadas defendiendo los colores de los Bravos de Atlanta.
En la primera de esas dos exitosas estaciones bateó para promedio de .327, disparó 218 hits, entre ellos 31 jonrones, empujó 74 vueltas y anotó 122. Dos años más tarde registró marca ofensiva de .317 y finalizó con 210 imparables (37 dobles, 5 triples y 11 cuadrangulares), 72 carreras anotadas y 57 remolcadas.
En 1966 lideró la Liga Nacional en hits, carreras anotadas, total de bases (355) y turnos (666), además de terminar segundo detrás de su hermano Mateo (.342) en promedio de bateo. (Esa es la única vez en la historia que dos hermanos terminaron primero y segundo en la lucha por un liderato de bateo).
En 1968 fue co-líder en hits y en 1972 se convirtió en el jugador número 31 en colectar al menos 2000 hits y 200 jonrones.
Participó en tres Juegos de Estrellas, 1962, 1966 y 1968.
Vale resaltar en grado superlativo dos fechas memorables de los hermanos Alou en Las Mayores; la primera, el 10 de septiembre de 1963 en donde los tres hermanos batearon uno detrás del otro por los Gigantes de San Francisco en el Polo Grounds; y la segunda, 13 días más tarde, el 23 de septiembre, los tres hermanos Alou patrullaron el jardín izquierdo, central y derecho, respectivamente, en el Candlestick Park, de San Francisco.
COMO DIRIGENTE EN G
En Las Mayores, Felipe Alou fue un dirigente muy exitoso, a pesar de que quizás su record en ganados y perdidos de por vida no ponen de manifiesto en toda la extensión de la palabra el gran papel que desempeñó en el desarrollo de grandes jugadores que posteriormente se convirtieron en superestrellas del juego, tales como Larry Walker, Vladimir Guerrero, entre otros.
De por vida Felipe Alou tuvo marca como dirigente en Las Mayores de 1,033-1,021, para un porcentaje de .503.
Fue el dirigente del equipo Todos Estrellas del más viejo de los circuitos en 1995. Cabe destacar que en 1994 llevó a los Expos de Montreal al mejor record de Las Mayores con un excelente record de 74-40 (.649), con una holgada ventaja de seis partidos sobre su más cercano contendor en la división este de la Liga Nacional, los Bravos de Atlanta, dirigidos, a la sazón, por Bobby Cox, lo que le llevó a ganar el premio como «Manager del Año».
Ganó 100 partidos en la temporada 2003 con los Gigantes de San Francisco, ganando el banderín de la división oeste de la Liga Nacional. Su labor como dirigente fue la siguiente: con los Expos de Montreal 691-717 (.491) y con los Gigantes de San Francisco 342-304 (.529).
¿UN INMORTAL?
Ante la pregunta de si considera que su labor como jugador y dirigente exitoso le merecen un lugar en el micho de los Inmortales, Felipe expresó que «bueno, honestamente no creo tener los numeritos para entrar en el Salón de la Fama de Cooperstown, pero si considero que la hazaña de los tres hermanos jugando en los jardines de San Francisco debe tomarse en cuenta en Cooperstown, pues eso no había ocurrido ni antes ni después de esa gran fecha del 23 de septiembre de 1963», acotó el mayor de la trilogía Alou.
DEL BEISBOL LATINO
Felipe Alou ponderó de forma muy positiva el gran papel que a su juicio está jugando el Salón de la Fama del Béisbol latino en lo relativo al lugar estelar que le está dando al pelotero latino en sentido general.
«Gracias a Dios que un grupo de personas encabezadas por Roberto Weill y Rafael Avila tuvo la visión de crear este Salón de la Fama para el pelotero latino, pues el mismo ha servido para reivindicar a aquellos peloteros latinos que por una razón u otra no han sido tomados en cuenta en su justa dimensión por parte del Salón de la Fama de Cooperstown e, incluso, ha servido de plataforma y antesala para que los mismos sean tomadas más en cuenta por parte de la Asociación de Escritores del Béisbol de los Estados Unidos a la hora de evaluar sus respectivas carreras dentro y fuera del terreno de juego, como es el caso de Roberto Alomar, el cual fue exaltado primero en el Salón de la Fama del Béisbol Latino y posteriormente en Cooperstown», acotó Felipe.
SU JUGADOR MAS COMPLETO
Con relación a los jugadores que ha dirigido, Felipe fue enfático al señalar que «sin dudas, el mejor ha sido el canadiense Larry Walker, era un jugador completo, con las famosas cinco herramientas, podía batear para promedio, para poder, tenía una excelente velocidad en las bases, una defensa envidiable y un brazo de cañón, el cual era muy certero y preciso», precisó.
Con respecto a Barry Bonds y a Vladimir Guerrero, Felipe puntualizó que «en el caso de Bonds, debo decir que me tocó dirigirlo en el ocaso de su brillante carrera y en lo que respecta a Guerrero, su desarrollo y explosión como jugador estelar vino unos años después de dirigirlo en Montrel, pero estamos hablando, sin dudas, de dos fenómenos del béisbol», significó.
Con la frase de antología de que «Los peloteros no escapan a la sociedad», Felipe Alou explicó, a rasgos generales, las aristas que convergen en las disímiles situaciones adversas en que se ven envueltos algunos peloteros criollos al dar el salto al gran dinero después de estar sumidos en la más abyecta de las miserias. «Es una situación difícil y compleja, pues los peloteros no escapan la sociedad, son un reflejo de lo que pasa en ella y sus actuaciones son consustanciales a lo que sucede en el seno familiar y, por extensión, en la sociedad, a pesar de que MLB está ayudando para que nuestros muchachos reciban una formación integral, no obstante, entiendo que estamos cortos en enseñar civismo en las escuelas, sobre a todo a nivel básico.
Al abordar el tema de las grandes sumas de dinero que reciben nuestros peloteros al ser firmados, Felipe dijo «para nadie es un secreto de que el dinero daña a la persona, que lástima que solo enseñamos a batear y a aparar a nuestros muchachos y no le enseñamos civismo, a comportarse en la sociedad, a hacerle frente a varias situaciones que pudieran presentarse en sus vidas una vez reciben todo ese gran dinero. Debo reconocer que en las academias se están haciendo grandes esfuerzos en ese sentido, nuestros muchachos están recibiendo una formación integral, tanto física como mental», puntualizó.
SOBRE EL CLASICO
Ante la pregunta obligada de las causas de la debacle del equipo dominicano en el Clásico Mundial de Béisbol, Felipe Alou fue enfático al señalar que «el equipo criollo no tenía cohesión, estaba mal estructurado, quizás por las circunstancias y el poco tiempo que tuvimos para entrenar con el equipo completo», dijo.
Con respecto a si hubo indisciplina entre los jugadores Felipe expresó «no creo que hubo indisciplina, salvo dos casos aislados, como por ejemplo, uno de los jugadores tuvo que regresar a Santo Domingo, pero después retornó y jugó con el equipo, y hubo otro que se pasó de tragos, pero, en sentido general, no creo que hubo indisciplina», significó.
Asimismo, Felipe abordó el tema de la conformación del equipo dominicano. «Fuimos sin primera base, David Ortíz tenía un hombro lesionado, solo jugó en un par de juegos en la inicial; tampoco teníamos tercera base disponibles, sin embargo, teníamos dos paracortos y ocho jardineros, es decir, hubo un problema de estructura en el equipo».
Finalmente, destacó el ejemplo de los japoneses, quienes han ganado las dos últimas versiones del Clásico Mundial de Béisbol.
«Debemos mirarnos en el ejemplo de los jugadores japoneses, debemos imitarlos en su gran determinación, coraje y arrojo con que juegan este deporte y, sobre todo, la gran identificación y el orgullo que sientan al representar a su país y ponerse el uniforme con las letras de su país», expresó.