Un trabajo del colega Víctor Núñez, publicado en estas mismas páginas bajo el título: Unos 34 feminicidios en primeros cuatro meses 2011, hace imponderable el repaso de lo que se denomina: reducción de las muertes de mujeres a manos de sus esposos o ex esposos, en al menos seis casos en los primeros cuatro meses de este año, con relación a igual período del 2010, cuya cifra fue de 40 casos.
Y es cierto que, como asegura la magistrada Roxanna Reyes, procuradora general adjunta para Asuntos de la Mujer, estas cifras han disminuido gracias a que el ministerio público y la justicia se han convertido en un muro de contención. Pero, aunque el programa de protección a la mujer cuenta con decenas de unidades de atención a la violencia distribuidas por todo el territorio, incluyendo el Distrito Nacional, donde operan las fiscalías barriales y aun cuando se recibió con beneplácito la noticia de que República Dominicana integra el Consejo Consultivo de ONU-Mujeres, las cifras de estos feminicidios constituyen una vergüenza irreparable para la sociedad toda.
La nación dominicana se halla entre las de más altas tasas del mundo en crímenes cometidos contra las mujeres. El Foro Feminista expone entre las causas: “la persistencia de las desigualdades de género en el ámbito económico, como se observa en el hecho de que el 51% de los hogares con jefatura femenina están por debajo de la línea de pobreza (frente al 32% con jefatura masculina), así como en las grandes disparidades en materia de empleo y de ingresos.
Los datos muestran que la tasa de ocupación de la PEA masculina duplica la femenina (62.1% vs. 31.3%), en tanto el ingreso promedio anual de los hombres casi duplica el de las mujeres (US$ 8,416 vs. 4,985)”.
En definitiva, la balanza sigue pesando en contra de los derechos femeninos de las dominicanas. El año 2010 colmó de luto 176 hogares y Reyes llama constantemente a que las féminas maltratadas acudan a interponer la denuncia en contra de sus agresores, pues según datos confirmados, en muchos casos pudieron ser salvadas y ahora aparecen entre el número de víctimas.
Educar y empoderar a la mujer para que detecte cuando está en una situación de abuso y que sepa dónde acudir a denunciarlo resulta imprescindible; pero, será a través de protocolos e integración de medidas fiscales, u otras formas más, que algo más fuerte detenga en la República Dominicana la violencia de género.