Como “una barbaridad” consideran dominicanas y dominicanos consultados antes de redactar estas líneas, la aprobación del paquetazo fiscal que el Senado aprobó como “proyecto para aumentar los ingresos tributarios, o reforma fiscal que procura que el Gobierno pueda recaudar unos RD$9,600 millones para cubrir el déficit fiscal y poder así cumplir con el Acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI)”.
El criterio de las mayorías sustenta la interrogante de: ¿por qué no se restringen los despilfarros en el sector gubernamental? Por ejemplo, los sueldos de lujo exorbitantes, dietas, subvenciones, pago de combustibles, choferes y escoltas a funcionarios que pueden manejar y cuidarse a sí mismos.
De nada valieron las opiniones que se reflejaron en estos días en diferentes medios de comunicación. La manera en que serán gravados diferentes renglones de la vida, devienen impuestos que sentirán con fuerzas las familias dominicanas, cuyos recursos actuales no dan abasto con los precios de los alimentos esenciales y el resto de los productos básicos para la vida.
Y, encima, se afirma que República Dominicana tendrá un crecimiento económico de un 5.5% este presente año y se ubica al país “como una de las naciones de la región del Caribe con mejor desempeño en su economía, según el último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI)”.
Algo así como reafirma el refrán popular: “la cuenta no da”. El país crece, según el FMI, mientras la sociedad es exprimida para quedar bien con dicha organización mundial. El precio del petróleo muestra una significativa rebaja en los mercados internacionales; en tanto la República Dominicana incrementa los precios de los combustibles…
El Senado aprueba con urgencia el proyecto de reforma fiscal sometido por el presidente Leonel Fernández al Congreso Nacional, que busca recaudar más 9 mil millones de pesos para cubrir el déficit fiscal y “Juan Pueblo” se pregunta ¿y nosotros qué…?