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Los impuestos nos ahogan

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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En la adolescencia la curiosidad me detenía a reflexionar el interesante “Aunque usted no lo crea” de Robert Ripley, lo vivía como lectura ilustrativa, realmente aprendía. Ahora en la edad de la aceptación sí creo sin tener que meditar lo que dicen el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID): La corrupción va por los RD$100 mil millones al año. Esto nos acusa de lo cobarde que somos con sólo hablar a cerca de nuestro propio dolor. Eso lo saben los amantes del desacato, aprovechan nuestra debilidad. Vive la diosa impunidad.

Es evidente, ahí está todo el dinero para la medicina que no llega a los hospitales. Los bloques, varillas, cemento, pupitres, todo lo necesario para no recibir clase bajo un árbol. Veo donde está el 4% para la educación.
Recordamos al economista austriaco Ludwing Von Mieses en su Magnun Opus. “Los políticos no crean riqueza, pero sí la pueden destruir. Así es el político. El Estado o gobierno es el aparato social de coacción. Posee el monopolio de la violencia. Nadie puede recurrir a la violencia ni a las amenazas sin haberle concedido tal derecho el Estado. El Estado es básicamente una institución para la preservación de las relaciones humanas pacíficas. Para mantener la paz debe estar preparado a aplastar los atentados de los que la perturban”.

Aquí en dominicana la justicia, como órgano del Estado, es permisiva con el desacato, no aplica el enunciado de la Constitución en su artículo 146 proscripción de la corrupción. Esto es más que violencia, crea todo los males sociales, mientras unos pocos disfrutan su violencia económica, acumulan riqueza como lo indica el BM y el BID. Esto supera la violencia, es un crimen de lesa patria.

A nuestro entender el propósito de la Constitución es el de proteger al individuo contra el abuso del poder estatal por parte de los funcionarios del Estado. No se actúa contra los conocidos casos de corrupción que determina la Cámara de Cuentas.

La ausencia de la moral crea la crisis económica, la que resuelven con más impuesto. Bien fácil, simpática decisión. Los banqueros afirmaron en el Senado que el 1% lo van a transferir al cliente. Los del barrilito no defendieron al necesitado diciéndole: ustedes ganen menos y asuman ese 1%. En esos curules no hay moral y el rico deja de ser hilo oculto del poder, exige, obtiene y ríe, pues en la campaña electoral floja, abre el bolsillo y es intocable.

Ahí está el mal, que nadie sabe cuando se detendrá. La mala calidad de la vida ya está en el pozo profundo. Paciencia, no olvidar que el mal no es el final y el que crea viento no cosecha flores perfumadas.

Como la creación de impuestos es frecuente inquieta la memoria y me llevan a Taiwán donde leí en unas tablillas de bambú una pincelada de Confucio que le dice al príncipe: “lograr el efecto del pueblo y te acompañará la autoridad, pierde el amor del pueblo y no se respetará la autoridad”. “Si el príncipe y los magistrados dictan leyes o decretos injustos, el pueblo no lo cumplirá y se enfrentará a su ejecución con medios violentos y también justos. Los que obtienen riquezas con la violencia y la injusticia, de la misma forma la perderán por medios violentos”.

* El autor es vicealmirante retirado de la Marina de Guerra

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