Fácilmente llora por ella. Para Joaquín Gerónimo la amistad es una perla pulida por los versos del Eclesiastés. Y como el sabio tiene sus ojos en su cabeza, construyó el Palacio de la Amistad, un lugar donde la necedad no tiene asiento: El Cielo, situado entre el Cruce de Niza y la Playa Najayo, en San Cristóbal.
No importa cuan difícil sea la situación, cuando su amigo atraviesa por un difícil dilema, Joaquín Gerónimo, le dice lo que honestamente piensa, le suelta la verdad que brota de su palpitante pecho y lo pone a pensar sobre las montañas de los aromas. Quizás duela, pero no ofende, nunca.
Como una forma de practicar su apostolado, cada 16 de julio llena el PAM (Palacio de la Amistad Morada), con sus viejos amigos. Allí nos reunimos en esa fecha porque con ella conmemoramos el nacimiento en Quisqueya del primer partido de liberación nacional, aquella Trinitaria organizada por Juan Pablo Duarte.
Es un encuentro en el que los que hicimos posible el nacimiento, desarrollo y alcance del poder por el PLD nos abrazamos en busca de las grandezas de nuestras memorias. Empezamos a llegar a las tres de la tarde, conmigo vino el biógrafo Farid Kury, un intelectual cuyo supremo placer es compartir con aquellos amigos que fueron el fruto del ideal boschista.
Abrazarme y conversar con la Roca Reyes Pimentel, jugar una partida de billar con Jimmy Sierra o Juan José Báez, ver a Aristipo Vidal confesar que él tiene una mala maña que a él mismo le da pena, pues se acuesta en su cama y amanece en otra ajena, entrelazar memorias con Hugo García, concebir estrategias electorales con Rafael Medrano, recibir bocadillos de unas manos divinas, sonreír con el Biógrafo del Presidente, Marcelino Ozuna, observar a Melanio Paredes moverse entre recuerdos y expectativas, deleitándose con las canciones entonadas por nuestras clásicas voces…todo un goce que un viejo amigo no debe perderse.
Sé que Gerónimo le envió la invitación al universo, pero algunos que han convertido su alma en un monstruo tan gigante que le es imposible mirar a sus compañeros a los ojos, no fueron. Sabemos que al alma humana no le basta con la negación, debe ser justificada: ¡con dolor comprendimos sus ausencias!
Para la campaña de un candidato presidencial este tipo de encuentro constituye el más alto valor de energías cósmicas, es la autentica comunión con unas glorias que no dejaran de vivir, que nunca dejaran de palpitar y que siempre lo harán abrazadas al sueño que nos dio origen. ¡Arroparse en ella es envolverse en el aura del triunfo!
El Cielo no es un llano, es una loma extrañamente rodeada por lomas, es como si constituyera el Cerebro del Ser, donde se acumulan y vibran las memorias que nos hicieron humano. Al llegar usted siente el soplar de la brisa impulsada por Joaquín Gerónimo, quien le susurra: bien llegado al Palacio de la Amistad Morada. Quizás tengamos que seguir hablando de esto, porque hay un punto, que es la realidad, que no hemos tocado.