Resulta que el ministro de Salud Pública, doctor Juan Bautista Rojas Gómez, criticó al periódico nacional El Caribe y a la periodista Yanet Beltré, por haber publicado la fotografía del cadáver de un anciano en una silla de ruedas, en el patio del Hospital Francisco Moscoso Puello, relegado en dicho sitio por no existir una camilla disponible para trasladarlo a la morgue del centro asistencial.
Realmente, Bautista Rojas debió considerar “una lástima” que algo tan triste y deprimente tenga lugar en uno de los centros asistenciales del país, y no considerar “falta de conciencia y consideración tomar una foto así.
La realidad es que si los medios de comunicación no denuncian y ponen a la población al tanto de cuanto ocurre en los vulnerables sectores d ela salud, la educación y la salud pública, así como en otros que laceran la seguridad ciudadana, muchas de las realidades permanecerían ocultas tras el velo del desconocimiento y la irrealidad.
Si la prensa no reflejara hechos así, por doloroso que sean- y esto nos une en las reflexiones de lo que no puede seguir aconteciendo-, hablaríamos de un país tranquilo en medio de tantas muertes y actos de sicariato. No sabríamos el lugar que ocupa la violencia en las estadísticas urbanas y rurales. Y en este penoso caso, nadie tendría en cuenta las dificultades que enfrenta esa mayoría de la población cuando enferma y asiste a centros asistenciales donde se carece de lo elemental para recibir una atención médica oportuna y precisa.
No, señor ministro, no es la crítica a quienes ejercieron el oficio y pusieron a la luz una lúgubre verdad a quienes hay que criticar. Y por mucho que hayan estado afligidos los familiares del fallecido anciano, de seguro no verán con malos ojos que se hable del sufrimiento suyo, porque quizás pueda evitarse el de otro Luis Duarte que requiera servicios urgentes y, sin embargo, no pueda ser trasladado por carencia de camillas.