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Ese cáncer tiene cura

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Momentos de angustias experimenta la República Dominicana, debido al auge desmedido del feminicidio, que el reciente asesinato de la joven Yesenia Rivera Figuereo ha promovido aún más, luego de conocerse a través de los medios nacionales de comunicación que había sido ultimada de un tiro en la nuca y posteriormente quemada en el interior del carro que conducía.

El cáncer del feminicidio que, en apenas siete meses ha cobrado la existencia de 92 mujeres dominicanas, parece ganarles la batalla a los organismos responsables de erradicar esos crímenes.

Aunque existen en el país políticas para contraatacar  al feminicidio, indudablemente las autoridades competentes  no han realizado una labor eficaz. Recordamos que durante el lustro 2005-20010, estos asesinatos arrebataron la vida de mil 500 mujeres, que dejaron un dolor imborrable en familiares, amigos y el llanto permanente en niños y niñas impedidos de volver a ver a sus madres.

¿Cómo podrá explicarse que una persona, como es el caso de  Rivera Figuereo,  se querellara siete veces y aún así  no se tomaron medidas eficaces para impedir su brutal asesinato?

¿A dónde acudir cuando se es víctima de violencia intrafamiliar, si precisamente los  hogares son los lugares más peligrosos? y ¿qué decir de las que en sus puestos de trabajo o estudios reciben impudorosas amenazas?

Muchas tragedias podrían evitarse cuando los  policías dejen de ser sordos, las  medidas judiciales sean más fuertes y, además, en ese momento en que las mujeres pierdan el miedo a denunciar, los organismos actúen y protejan, como Dios manda, a las féminas dominicanas. Ese día hablaríamos de cero feminicidios, que no puede ser simplemente un sueño, sino una necesaria realidad.

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