Sin duda, la prensa ha reflejado con agrado el acercamiento del candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Danilo Medina, con la hermana tierra de Brasil, gigantesca nación que con medidas apropiadas y ajustadas a su contexto logró redimir de la pobreza a miles de personas y elevar a la clase media otra parte de la población.
Considerar que algo análogo puede llevarse a cabo en República Dominicana puede ser acertado, sin dejar de pensar que las iniciativas brasileñas son admirables, pero no todas copiables. Cultura, idiosincrasia y muchos elementos más se suman a esta batalla que implica avanzar en lo económico y social.
En verdad fueron provechosas las reuniones de Medina con la presidenta Dilma Rousseff y el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, porque los conocimientos acerca de los programas sociales y la manera en que lograron una mejor distribución de las riquezas en ese país, resultaron mejoría para esa población mayoritaria, 39 millones en este caso, que pudieron atravesar la línea de la miseria.
En República Dominicana el número de pobres e indigentes aumentó en 550 mil durante los años 2004-2010, a pesar de que la economía ha crecido en promedio 5.5% en los últimos 6 años.
Medina aseguró “que no se puede pensar en el desarrollo económico, sin hacerlo en el social” y que las experiencias que fueron exitosas en Brasil, podrían en parte aplicarse con éxito aquí.
En verdad, muchos desafíos tienen, tanto Medina como Mejía, sea quien fuere el que asuma el poder en 2012, porque acabar con la pobreza de dominicanas y dominicanos es tarea de orden impostergable.