Las voces claman desde cada recinto transparencia y calidad moral de los jueces que formarán parte de las altas cortes y todo parece indicar que tras las muchas opiniones encontradas y diversos criterios, el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), inicia el peliagudo proceso que incluye la conformación de la Suprema Corte de Justicia, e integración de dos nuevas instancias incluidas en la modificación realizada a la Constitución de la República: el Tribunal Constitucional y el Tribunal Superior Electoral.
Sin duda, todo cambio retrotrae pensamientos y costumbres y representa mucho más que gran responsabilidad la escogencia por parte del CNM de los jueces, incluyendo a los actuales de la SCJ con menos de 75 años y que deseen continuar en ese tribunal, además de seleccionar a los sustitutos de siete de los magistrados del alto tribunal que superaron los 75 años y que les corresponde el retiro; así como los 13 miembros del Tribunal Constitucional, unido ello a los jueces del Tribunal Superior Electoral y sus suplentes.
Menuda tarea y gran compromiso con una sociedad que sueña con ese fortalecimiento institucional, capaz de inocular desde lo más íntimo de estas estructuras la confianza que deben generar quienes sustentan el Poder Judicial, sin que sean permeados por intereses políticos o bajos deseos que oscurezcan su compromiso ante cada dominicano y dominicana.
Ojalá se apruebe, finalmente, esa asignatura pendiente en el proceso de robustecimiento institucional del Poder Judicial dominicano y su democratización; sin olvidar, como se ha dicho, que los poderes judiciales- y valga la redundancia-, “serán lo que los jueces quieran que sea”: de lo personal y humano depende todo, sin duda y tampoco puede obviarse el descontento de una parte de la población por la falta de imparcialidad de los miembros del CNM.
El mañana dirá…
Tema de estos días
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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