Puerto Príncipe.- Desde la madrugada de hoy un movimiento inusual recorre los campamentos de damnificados del terremoto en Haití: mientras se acerca Irene, la gente busca alternativas para protegerse ante el desamparo casi total del gobierno.
Más de 580 mil haitianos viven desde hace unos 19 meses en desvencijadas tiendas de campaña, luego de perder sus viviendas por el sismo de enero de 2010.
Este lunes, cuando las lluvias y los fuertes vientos del huracán Irene comienzan a azotar la costa sur de la vecina Dominicana, siguen en las mismas carpas, buscando alternativas para hacer frente al meteoro.
Desde la mañana de hoy, la gente trata de poner a resguardo sus pertenencias y de evitar los posibles efectos de las inundaciones con sacos de arena y palos.
Los refugiados denuncian falta de información sobre el huracán, así como despreocupación del Ejecutivo por su estado.
En la mayoría de los campamentos aseguran que ningún funcionario o fuerza gubernamnetal ha acudido con ayuda.
La misma historia de hace 18 días, cuando la tormenta tropical Emily amenazó el país, aunque milagrosamente se debilitó frente a las costas haitianas. No obstante, los moderados aguaceros provocaron dos muertes.
Aunque la Presidencia dispuso un plan de emergencia, los albergues y la ayuda disponibles resultan insuficientes para la cantidad de necesitados.
La Defensa Civil decretó el estado de máxima alerta desde la tarde de ayer, sin embargo la abrumadora debilidad de la infraestructura nacional hace exigua cualquier movilización de ese ente.
Los primeros efectos del huracán pueden comenzar a sentirse desde las primeras horas de la tarde de este lunes, de acuerdo con el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos.
Los aguaceros que asolaron la nación el mes anterior provocaron al menos 28 muertes, seis desaparecidos, centenares de evacuados, casas destruidas, deslaves e inundaciones que alcanzaron los dos metros de altura en esta capital.
