Ante el paso de las tormentas Emily e Irene por el país, la Comisión de Emergencia Agropecuaria se declaró atenta y en alerta ante cualquier eventualidad de desastres que pudiera provocar en los campos dominicanos.
Desde hace tiempo, organismos internacionales avizoran y a su vez elevan la voz acerca de la necesidad de volver a la tierra, como única solución ante la crisis global con los alimentos y el incremento de hambrientos en el mundo.
La nota del Ministerio de Agricultura, bajo la firma de su titular, Salvador Jiménez, señalaba las instrucciones necesarias para que el personal técnico y administrativo pusiera a disposición del Centro de Operaciones de Emergencia (COE), cuanto fuera necesario para cuidar, lo mejor posible, los cultivos, aunque de sobra se sabe que cuando los ciclones llegan arrasan y determinan pérdidas que la población paga a un alto precio, sobre todo porque, desde antes, los precios de la canasta básica estaban por los cielos.
Ya el ex presidente de la Federación Nacional Arrocera (Fenarroz), Oliverio Espaillat, había dicho que las zonas vulnerables a inundaciones, como el bajo Yuna y el bajo Yaque, podrían hacer peligrar más las cosechas y recomendó a los productores contar con un buen seguro agropecuario, para recuperar parte de las pérdidas dejadas por el fenómeno atmosférico.
De igual manera se proyectaron los productores de bananos y en los renglones de los vegetales. Resultó positivo ver cómo quienes siembran y los que aseguran formulaban posibles acuerdos para menos afectaciones. La pregunta sigue siendo, ¿quién asegura a la población dominicana a la hora de adquirir estos y otros productos? Pro Consumidor hace esfuerzos muy relevantes, pero otras instituciones deben apoyar, sin posibles retrasos, porque ahora mismo, tras Irene, las recomendaciones son pura realidad antes la calamidad que pasa sobre suelos anegados y cosechas perdidas.