Dice un refrán que todo despende del cristal con el cual se miren las cosas y aplicándolo al paso del huracán Irene por el territorio dominicano, los efectos del fenómeno atmosférico dejaron miles de personas desplazadas, 45 comunidades incomunicadas, daños en la agricultura, estructuras viales y cientos de viviendas inundadas. Pero, no solo eso causó Irene, sino también que motivó al presidente Leonel Fernández a visitar las zonas más devastadas, como San Cristóbal y San José de Ocoa, a fin de palpar personalmente la tragedia que vivieron los residentes de esas comunidades.
De manera que gracias a este desastre, las provincias y municipios casi olvidados y que reclaman a gritos la atención del jefe de Estado, están siendo escuchados.
República Dominicana precisa de esta sensibilidad hacia los damnificados y zonas aisladas y ojalá se mantenga como estilo de trabajo para el próximo candidato presidencial: da igual si es el del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), o del Partido del Liberación Dominicana (PLD), aunque en el caso de este último, todo parece indicar que terminará su mandato con obras similares, lo cual implicaría un desafío de continuidad para el siguiente.
Sea cual fuere la razón, lo cierto es que el huracán Irene movió el lado humano del Presidente y eso debe traer beneficios para los afectados y mayor interés de las autoridades competentes responsabilizadas de agilizar los trabajos de reconstrucción de las comunidades incomunicadas y destruidas.
Deseamos que no sea necesaria la intervención de otro fenómeno natural para que la enorme cantidad de familias que vive constantemente en estado de alerta sea auxiliada.