Spa-Francorchamps (Bélgica).- El alemán Sebastian Vettel, que encabezó el ‘doblete’ de Red Bull en el Gran Premio de Bélgica, está a un paso de revalidar el título de campeón del mundo de Fórmula Uno y de repetir, junto a su compañero australiano Mark Webber, el de constructores para la escudería austríaca.
Vettel, que la temporada pasada se convirtió en el piloto más joven en ganar el Mundial de F1, está a punto de arrebatarle a Fernando Alonso (Ferrari) el único récord de juventud que, después de haberlos tenido casi todos, aún detenta el español: el de doble campeón del mundo de menor edad, que el asturiano firmó en 2006 a los 25 años.
El alemán, que, salvo auténtica tragedia, será doble campeón del mundo con los 24 que cumplió el pasado 3 de julio, incluyó el domingo, en su ya brillante palmarés, el triunfo en uno de los templos de la categoría reina, Spa-Francorchamps, una de las pocas pistas «románticas» que aún quedan en la F1.
Pero su permanencia en el calendario, cada vez más esclavo de los intereses comerciales, se cuestiona con intensidad creciente.
Vettel salió desde la ‘pole’en Bélgica tras haber sido por novena vez en lo que va de año el mejor un sábado. En las otras tres calificaciones, el mejor fue Webber, que aún no ha ganado este año, pero que el domingo contribuyó a la consecución del segundo ‘doblete’ del equipo energético al subir por séptima vez al podio.
El alemán, que ganó la séptima carrera de la temporada, avanza firme hacia un segundo título, al sumar ya más puntos que todos los consiguió durante toda la pasada campaña (256). Y cuando aún quedan por disputar siete carreras.
Vettel lidera con 259 puntos, 92 más que su compañero y con 102 respecto a Alonso, que en Spa felicitó a los pilotos de Red Bull, a los que reconoció como los grandes dominadores de la temporada, gracias a la «bala», en palabras del doble campeón mundial asturiano, que les diseñó el inglés Adrian Newey, auténtico ‘gurú’ de la aerodinámica en la F1.
Nacido hace 52 años en Stratford-upon-Avon -donde vio la luz otro genio, William Shakespeare- a Newey ya le deben gran parte de sus éxitos campeones como el francés Alain Prost, el canadiense Jacques Villeneuve y los británicos Nigel Mansell y Damon Hill -cuando estuvo en Williams- o el finlandés Mika Hakkinen, doble campeón con McLaren, escudería para la que también ‘dibujó’ el ingeniero estrella de la Fórmula Uno.
Newey se ha convertido ahora en el auténtico ‘padre’ de las victorias del equipo del que es dueño el austriaco Dietrich Mateschitz y que dirige el británico Christian Horner.
El equipo comanda de forma holgada el Mundial de constructores, con 426 puntos, 131 más que McLaren, cuyos pilotos, los británicos Jenson Button y Lewis Hamilton -cuarto y quinto, con 149 y 146 puntos, respectivamente- son los únicos, junto a Alonso, con posibilidades matemáticas de ganar el título. Que son tan teóricas como remotas.
Las dos siguientes carreras, en septiembre, se disputarán en Monza (Italia) -la última que se correrá en Europa- y Singapur, dos escenarios en los que se impuso el año pasado Alonso, que intentará evitar que Vettel se haga con un título que podría festejar, en el mejor de los casos, en Japón, el próximo 9 de octubre.
Una semana después, la Fórmula Uno se desplaza a Corea, antes del estreno en India, el 30 de octubre.
Y de mantenerse, como es de prever, la tendencia, las dos últimas carreras, que se disputarán en noviembre en Abu Dabi y en Brasil, donde el 27 de este mes se echará el cierre, podrían ser meramente testimoniales. Newey sí que les da alas. EFE