Madrid, España.- “El turismo es el motor socio económico de República Dominicana y debe avanzar y desarrollarse al ritmo de la región”, expresó el candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Hipólito Mejía, durante las reuniones que sostuvo con el ministro de Industria, Turismo y Comercio del Gobierno de España, Miguel Sebastián y con el fiscal general del Estado español, Cándido Conde-Pumpido.
Indicó el ex mandatario que las inversiones españolas representan un 70%, aproximadamente, del sector hotelero dominicano, tras intercambiar experiencias y opiniones en torno a la evolución política y al desarrollo económico de la región con Miguel Sebastián, quien reafirmó ante Hipólito Mejía el compromiso del gobierno español hacia el desarrollo de la nación dominicana con la puesta en marcha de diferentes proyectos conjuntos impulsados desde la iniciativa española.
El pueblo dominicano y español mantienen desde hace años comisiones mixtas de trabajo, cuya atención se fija en dos sectores claves para el desarrollo sustentable del país, como son las energías renovables y el turismo.
Tanto Hipólito Mejía como Miguel Sebastián analizaron la coyuntura internacional de crisis financiera y las consecuencias de los altos niveles de inflación, una realidad que influye en la reducción de las expectativas de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB). El candidato del PRD manifestó que su país precisa de una reforma del modelo económico, reactivando la competitividad de los sectores productivos, avanzando en exportaciones, reactivando y adecuando sectores tan vitales como el turismo.
Para el líder del PRD los cambios urgen, sobre todo para mejorar y dinamizar el mercado laboral y la creación de empleo de calidad, cuestión que es prioritaria. Mejía también informó de la necesidad de acabar con la corrupción política, clave para atraer y ofrecer confianza y seguridad a las inversiones extranjeras. La persistencia de estos años en unas instituciones débiles no es atractiva para el empresariado, que tiene que soportar reglas de juego inestables y sin futuro.