En España se reúnen comunicadores para analizar el lenguaje políticamente correcto y su influencia sobre el discurso periodístico.
Ese seminario internacional, llevado a cabo en San Millán de la Cogolla, comunidad autónoma de La Rioja, ha sido presidido por la princesa de Asturias y se celebra en la sede del Centro Internacional de Investigación de la Lengua España en el Monasterio de Yuso, Patrimonio de la Humanidad, pues allí se encontraron las primeras palabras escritas en lengua española que se conocen.
Otras personalidades se han dado cita en este evento que apunta, en el decir de doña Letizia: “que en la profesión periodística nunca sobrarán el rigor, el respeto y el sentido común, para contar con propiedad y precisión lo que ocurre y para no excluir a nadie y tener siempre consideración hacia los demás”.
Plausible que se reúnan periodistas, lingüistas, consultores, directores de comunicación y profesores, todos los cuales debatan “la relación que existe entre la necesidad de un lenguaje preciso y correcto y la incursión, cada vez mayor, de lo políticamente correcto y socialmente establecido en el discurso periodístico”.
Vale la pena analizar cómo las palabras “pueden ser fuente de libertad”, además de «herramienta de persuasión» y profundizar sobre el “lenguaje del poder, de las guerras, el terrorismo, la mafia y el narcotráfico y temas sociales como la inmigración, la cooperación, los grupos étnicos y religiosos minoritarios, o la sociedad y los discapacitados físicos y psíquicos”.
Simultáneamente, en Ginebra, periodistas de 16 países latinoamericanos también se dieron cita en un Seminario Internacional auspiciado por la Organización Mundial de Comercio (OMC) y la fundación alemana Friedrich Ebert (FES).
Y aquí, en República Dominicana, el Presidente Leonel Fernández busca reformar la Ley de Comunicación, mientras los comunicadores observan inquietos cuáles derroteros puede tener un tema que ha llevado lustros de debates y al cual medios debían prestar mucha atención, porque cuanto se está moviendo con respecto a la Ley 200-04, interesa y no podrían echarse al vacío las conquistas logradas en el país en materia de libertad de expresión.