Con la pala en las manos, la señora María García cuenta que está cansada de recoger el lodo putrefacto que se estanca frente a su casa, debido a las tierras que arrastran las lluvias y las aguas cloacales, que a su vez es producto del ineficiente drenaje pluvial del sector el Almirante, en Santo Domingo Este, donde reside.
Pero, no sólo el fastidio de tener que limpiar el fango preocupa a García, cuya casa se ubica en la calle Miguel Batista, esquina Francisco de Porre, sino también las enfermedades respiratorias y de la piel que le provoca el hedor y el contacto con la arcilla contaminada de excrementos humanos y otros desperdicios.
Situación similar vive el señor Miguel Reyes, quien por más de ocho años ha tenido que ver cómo su casa se inunda de aguas residuales cada vez que llueve, puesto que los filtrantes están obstruidos de basuras y el sector se convierte en una laguna, donde los escombros y las cloacas recorren todas las viviendas del lugar.
Entre los perjudicados están los propietarios de colmados, quienes pierden la mayoría de sus mercancías con cada lluvia que cae y pese a que resguardan los productos en tanques, en pocos minutos el agua sobrepasa el mostrador y no hay forma de protegerlos.
Piden cumplir promesas
Como consecuencia de la falta de drenaje pluvial, los lugareños se sientes intranquilos por los problemas de salud que acarrea la pestilencia que invade todo el barrio, ya que muchos niños se enfermaron de dengue, cólera, rasquiña, salpullidos y en una ocasión se rumoró que una persona tenia malaria.
Ante este escenario, líderes de la Junta de Vecinos el Almirante pidieron al Ministerio de Salud Pública acudir en auxilio de la comunidad, para que fumiguen cada vez que llueve y detecten a tiempo cualquier criadero de mosquitos, a fin de evitar sucesos lamentables.
Mientras que al alcalde de Santo Domingo Este, Juan de los Santos, le exigieron cumplir con la promesa que les hizo durante la campaña electoral del 2010, en la que garantizó resolver el inconveniente con el drenaje, si lo elegían como su síndico.
En ese sentido, Juan María Vargas explicó que en una ocasión el anterior alcalde, Domingo Batista, había cotizado por 18 millones de pesos el trabajo para limpiar los filtrantes y colocar un óptimo sistema de desagüe; sin embargo, con el paso del tiempo, la situación empeoró y ahora se requiere de RD$32 millones.
“Queremos que esta problemática se resuelva cuanto antes, porque terminaremos todos abandonando nuestras casas, o enfermos y además, será cada vez más costosa la solución de algo que pudo resolverse con menos dinero”, dijo molesta Josefina Batista.
Piedras en el zapato
Aunque la falta de drenaje es la piedrita en el zapato de los moradores del Almirante, la realidad es que este populoso barrio no escapa a las prolongadas tandas de apagones, al mar de basura que amenaza con tomar las calles, así como la ola de delincuencia, robos, asaltos y el alto índice de desempleo que afecta a sus habitantes.
En la calle Miguel Díaz, vía principal para acceder al barrio, se observa un prolongado vertedero, el cual obstaculiza el libre tránsito de los conductores y peatones que intentan pasar por la zona.
Motoristas que tienen su control a poca distancia del basurero, narraron que cada tres días el camión del Ayuntamiento pasa a recoger la basura, pero el cúmulo es tanto que imposibilita el trabajo de los trasportistas por el mal olor que desprenden los desperdicios.
Con relación a la delincuencia, cualquier hora es peligrosa en el Almirante, el comerciante Jacinto Santana, administrador del Colmado Castillo, comentó que varios bandoleros penetraron con pistolas en manos a las 8:00 de la noche a su negocio, llevándose consigo dinero en efectivo, tarjetas de llamadas y botellas de whisky: “Aquí, si no es el agua que te daña las mercancías, son los delincuentes que te las roban”, razonó indignado Santana.
No obstante, los peatones también son víctimas de asaltos, pues en la mañana cuando se dirigen a sus lugares de trabajo o al gimnasio, malhechores a bordo de motocicletas les despojan de sus pertenencias sin hacer muchos ruidos.
“Ante todo esto, me puede preguntar ¿y la policía qué? y le diré: “muy bien, gracias”, porque no hace absolutamente nada para controlar la delincuencia; ni siquiera patrullan y uno ya está cansado de querellarse por lo mismo”, afirmó Anneudy Acosta, quien recientemente fue asaltado.
Los inconvenientes que presenta Almirante para la salud y bienestar general de sus habitantes, contrasta con ese vivir entre el hedor a cloaca, lidiar con la delincuencia, el desempleo, la contaminación ambiental producto de los numerosos vertederos improvisados, el enjambre de mosquitos que deja cada lluvia y los molestos apagones en noches calurosas, todo lo cual conllevan a pensar que la insensibilidad de las autoridades dominicanas no tiene límites con los residentes de este sector.
Ojala que en esta ocasión los ministerios e instituciones responsables de solucionar cada dificultad de esta sufrida comunidad, apelen a su restringida capacidad de ponerse en el zapato ajeno y entiendan por un momento las vicisitudes que viven a diario sus compatriotas y “adorables” electores.
El Almirante, entre aguas negras, delincuencia y abandono
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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