El cinco de septiembre de 1949 ingresé a la Marina y comencé a vivir en el mar de los Taínos. Seguida aprendí a ser serviola. Oteaba divisando algo con la mirada desde el lugar más elevado.
Hoy en la edad del invierno como llamaba Pitágoras a la vejez y alejado de las parcelas partidarias, oteo un grupo compacto y otro que se pelean tratando de acariciar lo que aún no tienen.
Sigo la costumbre de reflexionar, surgen vivencias, lecturas, experiencias y asoma un recuerdo de la biblioteca de Cannes, Francia 1953, donde leí esta fábula: un elefante con larga trompa, y un tordo con su vistoso plumaje, discutían cual de los dos podía escucharse más lejos en la selva. El paquidermo produjo un ruido estrepitoso que repercutió en lo más profundo. Mientras tanto, el Toldo saltaba y gorjeaba de rama en rama. Acordaron pues, competir. Establecieron los términos y la fecha.
Mientras que el elefante descansaba confiado en su victoria, el tordo se fue por la selva, suplicó a las aves de su misma especie, que en la mañana tan pronto escucharan su canto, lo repitieran una y otra vez, como en una cadena. Todos prometieron hacerlo. Llegada la hora el elefante levantó su poderosa trompa, lanzó un gemido que estremeció toda la tierra, los árboles se sacudieron y el eco retumbó bien lejos. Tan pronto el elefante terminó, el tordo se paro en una rama llenó su minúsculo pecho y comenzó a cantar. En todos los lugares y en todas las direcciones empezó a escucharse su canto, que se transmitía, como en cadena, por los demás tordos. De manera que cuando los jueces fueron a dictaminar quien había resultado vencedor, encontraron que no el eco si no la misma voz del tordo se había dejado oír más allá que la del elefante.
¿Qué nos enseña la sabiduría de la selva? el ser humano es vida de comunidad, armonía y compartir.
La separación debilita. Saber escuchar como hacía Napoleón cuando Fouche le informaba. Ponía tres cuarto de cerebro en alerta y un cuarto para escucharlo. Así no era sorprendido. Actuaba después de formar concepto.
La vida del organismo humano es el trabajo combinado, armonioso de los distintos órganos. Cuando uno se enferma, no funciona normal, daña, contamina y nos ponemos indiferentes: muerte.
El autor es vicealmirante retirado de la Marina de Guerra.