Wellington.- Militares y voluntarios neozelandeses intensificaban hoy las labores de limpieza en las playas de la Bahía de Plenty, invadidas por el petróleo vertido de un carguero de bandera liberiana.
Alrededor de 500 personas trabajan de manera incansable para remover de la arena los restos de la marea negra desencadenada después que el barco Rena encalló en un arrecife situado a 12 kilómetros de la costa norte.
Según la versión digital del diario NZ Herald, la blancura de las playas ha cedido su espacio a gran cantidad de manchas oscuras, pruebas irrefutables de lo que el Gobierno calificó del peor desastre ecológico marítimo en la historia del país.
Al menos 200 aves murieron hasta el momento, mientras cada día son encontrados pingüinos y otros animales completamente cubiertos de crudo.
Los responsables de la limpieza aseguraron que hasta este jueves recogieron 50 toneladas de desechos sólidos y líquidos.
En las últimas horas no se registraron otros derrames de combustible desde el interior de la embarcación, cuya golpeada estructura tampoco muestra signos de mayor deterioro.
El fuerte oleaje imperante en la zona removió en exceso al navío y despertó el temor de que se partiera en dos, lo cual agudizaría la grave situación.
De acuerdo con reportes actualizados, 88 de los casi mil 400 contenedores del Rena cayeron al mar, uno de ellos con una sustancia nociva para el medioambiente, mientras los restantes guardan pieles, maderas, productos lácteos y 48 están vacíos.
Un grupo de tres expertos en rescate se introdujo en el carguero para evaluar su situación y las posibilidades de reiniciar la extracción del petróleo que queda en sus bodegas.
Más de 300 de las mil 700 toneladas que se encontraban a bordo del Rena fueron derramadas al mar en un área de notable riqueza ecológica e interés turístico.
El buque, de 236 metros de largo y 21 años de explotación, colisionó contra una barrera coralina el pasado 5 de octubre cuando navegaba a toda velocidad cerca de la isla norte de Nueva Zelanda.