Este multimedios reprodujo la dolorosa información acerca de que República Dominicana “ha registrado algunos avances en combate al hambre, pero su situación se mantiene dentro del rango de serios problemas alimentarios junto a Bolivia y Guatemala, en lo que respecta a América, revela el informe Índice Global del Hambre (IGH)”.
Según la calificación que le han atribuido a la «tormenta perfecta”, existen múltiples factores que contribuyen a este déficit en el sistema alimentario mundial: sequías y desastres naturales como inundaciones, etc. Pero, especialistas en el tema y el propio Presidente de la República, Leonel Fernández, destacan el aumento especulativo de los precios. «La especulación cuesta vidas», dicen y aclaran que el problema no es la disponibilidad de alimentos, de los que «hay más que los que se necesitan», sino su acceso.
Los precios de los alimentos, según informes de la FAO aumentaron más de un treinta por ciento en el segundo semestre de 2010, un porcentaje que es del 57 por ciento en el caso concreto de los cereales, precisan.
Encima, desde finales de 2008, se manejó la cifra del gasto en la carrera armamentista en aproximadamente, 180 veces más que lo destinado a la erradicación del hambre.
Comercio, petróleo, droga, seguridad, cambios climáticos, así como los Objetivos del Milenio han estado en el tapete de las conversaciones de los jefes de Estado, entre ellos, del mandatario dominicano.
América Latina y el Caribe continúan siendo vulnerables “a los choques externos y se encuentran en situación de incertidumbre ante el nuevo escenario de la crisis económica mundial, fundamentalmente en lo que concierne a la seguridad alimentaria de las poblaciones”.
El hambre ataca como fiera insatisfecha y entre los más afectados están los niños, niñas y adolescentes. Sin hablar de la desnutrición crónica, que aflige al 44% y 50% de la población en la región. De ellos, un gran número son dominicanos y dominicanas.
Los retos para la eliminación del hambre durante este año que casi culmina fueron superiores a los de períodos anteriores, y la pregunta sigue siendo si alguna vez quienes lucran gracias a este negocio, comprenderán lo que significa gastar más otras direcciones que en la batalla contra el hambre, que significa, en definitiva, permitir la vida.