NUEVA YORK.- El bodeguero dominicano Cecilio Molina, de 53 años, vivió los momentos más terribles de su vida cuando tres asaltantes lo encañonaron en la puerta de su apartamento y a punta de pistola lo obligaron a entregarle todo el dinero que guardaba en su vivienda.
«Mi esposa y yo estamos vivos de milagro», dijo Molina. «Estos tres asaltantes son agresivos y muy peligrosos, yo no dudaría que ya hayan matado a alguien o que lo vayan a hacer si la policía no los atrapa cuanto antes», señaló.
El presidente de la Asociación de Bodegueros de los Estados Unidos, el también dominicano Ramón Murphy, junto a vicepresidente de dicha entidad, Luis Ducasse, le recomienda a los comerciantes no convertir sus viviendas en un banco guardando en ellas dinero, ni cargar bolsas a sus vivienda que puedan parecer paquetes de dinero, y nunca llegar a una misma hora a sus edificios.
El hecho ocurrió el pasado 5 de septiembre, cuando Molina, después de cerrar su negocio cerca de las 8:00 p.m., el supermercado carnicería Frank, ubicado en la avenida Velentine, en El Bronx, se dirigió a su casa, en la avenida Bailey, estacionó su furgoneta a dos cuadras y entró en el edificio donde reside con su esposa y su hija de 21 años, quien en el momento del robo se encontraba en la universidad.
«Cuando subí al segundo piso y ya había metido la llave en la cerradura, por la escalera del tercer piso bajaron los tres asaltantes y me apuntaron con armas de fuego. Uno de ellos se cubría el rostro con una media de mujer», dijo el comerciante.
Según Molina, los tres ladrones lo amenazaron diciéndole: «Si no abres te matamos», y él no tuvo más remedio que abrir la puerta.
«Ya dentro del apartamento, encañonaron a mi esposa y a mí me dijeron que me diera prisa, que buscara el clavo (dinero), si no quería morirme. Yo lo busqué y se los entregué», dijo Molina.
Los asaltantes empezaron a revisar el apartamento y de repente sonó el timbre de la puerta y ellos se pusieron nerviosos. Era la madre de Molina quien venía a visitarlo.
«Mamá suele dejar el timbre pegado como si llamara de emergencia, y eso espantó a los delincuentes, quienes de inmediato abrieron la puerta y se dieron a la fuga», dijo Molina. «Yo creo que de no haber sido por mamá, nosotros estaríamos muertos», agregó.
Molina cree que los tres individuos planearon muy bien el asalto y que habían estudiando sus hábitos.
«Son ladrones expertos. Ellos andaban con guantes, para no dejar huellas digitales, y a las cámaras de seguridad del edificio le rociaron pintura negra, pero se les quedó una y con ella la policía pudo obtener una imagen de uno de los asaltantes», dijo Molina.
La policía está ofreciendo una recompensa de $2,000 a quien dé información que conduzca al arresto de los sospechosos. Si tiene información, puede llamar de manera confidencial al 1-800-577-TIPS. El detective asignado al caso es Ellis Deloren, y puede ser contactado en el teléfono 718-378-8301.
La policía describió a los sospechosos como hispanos, y al parecer los tres pertenecen a una banda dedicada a atracar a comerciantes en las áreas de University y Kingsbridge Heights, en El Bronx.
El bodeguero Alfredo Marte, quien tiene desde hace siete años la bodega El Pequeño Mercadito en la calle 180 y Audubon, en el barrio de Washington Heights, en Manhattan, dijo que debido a la peligrosidad de mantener dinero en la casa, «yo prefiero manejar mi negocio con tarjetas de banco».
«Y cuando llego al edificio donde vivo, siempre tomo la precaución de mirar a mi alrededor para ver si me siguen, y si veo algo sospechoso en el edificio, mejor no entro y si es necesario llamo a la policía», dijo el comerciante. «También siempre abro y cierro el negocio con otra persona, nunca solo», señaló.
Al comerciante José Eduardo, con 15 años con la bodega Esmeralda Grocery, en el barrio de Fordham, en El Bronx, dijo que en enero de 2010 su comercio fue víctima de tres ladrones armados, descritos como afroamericanos, que sometieron a dos de sus empleados en la mañana, cuando abrían la bodega.
«Se llevaron unos $500 y los cigarrillos», dijo Eduardo. «Nosotros tomamos muchas medidas de precaución y no llevamos dinero a la casa, y siempre estamos vigilantes cuando abrimos y cerramos el negocio y cuando regresamos a casa», dijo el comerciante.