Hay quienes creen que fama y popularidad es lo mismo. Una notable hazaña te puede hacer famoso, malo, o bueno, pero no popular.
Una persona se hace famosa cuando adquiere notoriedad pública al destacarse en un áreas especificas, mientras que la popular es la que es creada y asumida por el pueblo y que una acción suya pudiere convertirla en famosa.
Casos especiales son los de Simón Bolívar y el Dr. Ernesto Guevara de la Serna (Che), figuras cuyas ideologías praxis los convirtieron en populares y famosos a la vez.
Margarita Cedeño es famosa por ser la esposa del mandatario, por dirigir un despacho con mucho dinero, pero ello no la hace popular.
Recordemos que el astronauta norteamericano Neil Armstrong, fue el primer hombre que llegó a la luna en su Apolo XI, hazaña que en 1969 lo hizo famoso; Oscar de la Renta, es un famoso diseñador de modas internacional que ha puesto no solo su nombre en alto, sino el de la República. Pero al decir verdad, ambas personalidades no son populares.
El sacerdote Ramón Rogelio Cruz, del país, el doctor Félix Antonio Cruz Jiminián, médico de Santo Domingo y José Ignacio Morales “El Artístico”, de la Romana, son tres personajes hijos de la creatividad popular. El Artístico, Cruz Jiminián y el padre Rogelio son hechuras de la gente y ella es la destinataria de su trabajo.
Traigo esta reflexión a colación, porque hay personas que piensan que al completar la boleta oficialista, la fama de Margarita Cedeño podría traducirse en voto en favor del candidato del partido de gobierno.
Sin menospreciar la labor que ha desplegado el “Despacho de la Primera Dama”, decimos que la esposa del presidente no es una mujer popular, por lo tanto su entrada a la política no servirá de energizante para levantar a Danilo del lugar que ocupa en la preferencia del electorado.
Es innegable que Margarita es una mujer trabajadora, con una imagen refrescante, aunque con una sonrisa que, como instrumento para llegarle a la gente, debe ser mejor conducida.
La cantidad de recursos que maneja el despacho de Margarita (más que cualquier ministerio) le han servido para ser colocada en los medios masivos de comunicación y ser vista como una creadora de clientelismo a través del asistencialismo.
¿Podrá la primera dama, con fingida sonrisa, revertir el posicionamiento que le dan las encuestas al candidato oficialista Danilo Medina?
¿Logrará cambiar la triste imagen de un gobierno desaprobado por el 63 por ciento de la población? Entonces, si es así esperemos verla en el ruedo político, fuera del Despacho, para de esta manera darnos cuenta si es lo mismo en el sol, que en los impresos y la televisión.