Brasilia.- La primera visita de la presidenta Dilma Rousseff a África, la Conferencia Mundial sobre Determinantes Sociales de la Salud y la defensa del ministro de Deporte a acusaciones de corrupción destacaronn en Brasil esta semana.
De lunes a jueves, Rousseff participó en la V Cumbre del Foro de Diálogo IBSA (India, Brasil y Suráfrica), en Pretoria, y realizó sus primeras visitas oficiales a Mozambique y Angola, miembros de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa.
De otro lado, entre el miércoles y viernes, representantes de unos 120 países y organizaciones internacionales analizaron y debatieron metodologías y experiencias para la adopción de políticas que posibiliten eliminar las diferencias y solucionar problemas que impiden el acceso universal a la salud.
Los participantes en la Conferencia Mundial sobre Determinantes Sociales aprobaron la Declaración de Río de Janeiro, un programa de acción para luchar contra las desigualdades ocasionadas por las condiciones de vida, el acceso a los servicios y a los recursos, o a las condiciones estructurales de la sociedad.
El ministro cubano de Salud Pública, Roberto Morales, afirmó que no habrá desarrollo sostenible ni salud para todos mientras continúe la manipulación política de los derechos humanos.
No habrá desarrollo sostenible ni salud para todos si no cesa la selectividad, la parcialidad y el doble rasero; si se desconocen los derechos económicos, sociales y culturales, aseguró el ministro al hablar en la segunda jornada del encuentro.
Al clausurar la cita, el canciller brasileño, Antonio Patriota, afirmó que la acción sobre los determinantes sociales será esencialmente relevante para el cumplimiento de los Objetivos del Milenio, en particular los relacionados con la salud.
«La acción sobre los determinantes sociales maximiza los esfuerzos de los gobiernos y de la comunidad internacional con vistas a cumplir todos esos compromisos del Milenio» hasta 2015, sostuvo Patriota.
Destacó que la Declaración Política de Río reconoce que «la equidad en salud es nuestra responsabilidad común» y que «medicinas, tratamiento médico y asistencia sanitaria no son beneficios superfluos».
Por otra parte, el ministro de Deporte, Orlando Silva, negó en reiteradas ocasiones en diversos escenarios, incluso en reunión con la mandataria brasileña, cualquier vínculo con supuestos actos de corrupción en su cartera y recibió la confianza y solidaridad de Rousseff.
Silva, quien cuenta con el apoyo de su agrupación política, el Partido Comunista de Brasil (PCdoB) y el respaldo de los diputados de la base aliada al gobierno, presentó a la presidenta un informe con las respuestas a los señalamientos del policía militar Joao Dias, sobre un supuesto esquema de corrupción en la entidad.
Asimismo, el ministro envió una carta a los militantes del PCdoB, reunidos en la Convención Estadual de Río de Janeiro, en que dice ser víctima de «ataques violentos, mentiras y calumnias sin pruebas», frutos de la codicia generada por la dimensión alcanzada por el ministerio y el odio de clase de las fuerzas conservadoras.
Luego de su encuentro de anoche con Rousseff, la estatal Agencia Brasil apuntó que la presidenta brasileña afirmó que el gobierno «no condena nadie sin pruebas y parte del principio civil de la presunción de inocencia».
«No luchamos inúltimente para acabar con el arbitrio y no vamos a aceptar que alguien sea condenado sumariamente», agregó Rousseff, según el medio informativo.