La crisis que sacude a la Junta Central Electoral (JCE), a raíz de la renuncia del administrador general de Informática, Miguel Ángel García, debe ser solucionada satisfactoriamente por ese organismo para tranquilidad de los electores y la sociedad dominicana en sentido general.
Las señales que han dado la mayoría de los miembros del Pleno Electoral no han sido beneficiosas para que se produzca una salida armoniosa al impasse, como espera la población dominicana. La designación de Franklin Frías, al frente de la gerencia de Informática de la Junta Central Electoral, en nada contribuirá al clima de paz y entendimiento que debe prevalecer entre todos los actores que intervienen en el organismo de comicios, de cara a una salida inmediata a ese malestar que se siente en toda la nación.
A ese malestar, que de por sí constituye una aprehensión de la cual no salimos la mayoría de los dominicanos en capacidad de votar o no, se han agregado una serie de propuestas hechas desde la presidencia de la Junta Central Electoral que parecen sospechosas y que por demás han generado muchas inquietudes en el seno de la sociedad dominicana.
Las propuestas para que se reduzca el número de boletines y que en la boleta electoral se agregue el rostro de la figura vicepresidencial, resultan altamente sospechosas y sin lugar a dudas han creado incertidumbre entre amplios sectores de la sociedad dominicana, que ven que las orientaciones de la Junta Central Electoral no van bien encaminadas de cara a las elecciones del 20 de mayo del 2012.
En esta etapa que vivimos de la presente campaña electoral, la Junta Central Electoral, más que emplearse en tomar decisiones que lo que han hecho es intranquilizar a la población dominicana, debió dedicarse a impulsar la aprobación de la ley general de partidos políticos que en definitiva será lo que más convendrá a ese organismo y al país porque la misma establecería las reglas del juego claras de cara a la celebración de las elecciones del próximo año y otorgaría las herramientas para una regulación efectiva del accionar de las fuerzas políticas durante todo el proceso.
Lamentamos que la visión de la mayoría de los miembros de la Junta Central Electoral, se haya reducido a aspectos que lo que han hecho es levantar suspicacias en la sociedad dominicana, que frente a todas estas medidas poco reflexivas se ha levantado como un solo ser a reclamarle insistentemente buscar un consenso para enderezar esos entuertos generados por intereses oscuros.
Las Organizaciones de la Sociedad Civil y el PRD han reiterado que Franklin Frías no es persona confiable para estar al frente de la Informática, que dicho sea de paso, es el departamento más importante de la Junta Central Electoral, debido a las funciones que desempeña en el conteo y transmisión de los votos y las actas que se generaran en el proceso electoral.
A pesar de esa objeción, Frías, en una acción desafiante y poco reflexiva por parte de 4 de los 5 miembros del pleno de la Junta Central Electoral fue confirmado en la Dirección de Informática, sin tomar en cuenta el daño que eso le ha causado a la imagen de ese organismo electoral, que solo dejando sin efecto esa medida podría recuperar su confianza y credibilidad ante la sociedad dominicana.
Los miembros del organismo electoral están en la obligación de garantizar que tanto las organizaciones de la Sociedad Civil como los partidos políticos que participaran defendiendo sus roles en las elecciones del 20 de mayo, lo hagan convencidos de que acudirán a un certamen libre de toda sospechas de fraude y de irregularidades que pueda afectar la voluntad popular.
Por lo tanto, ahora lo que espera la población dominicana que se ha mantenido en vilo, frente a las acciones de la Junta Central Electoral y de sus miembros, es que escuchen las voces de quienes reclaman el consenso para la búsqueda de una salida definitiva a los inconvenientes que se han producido como consecuencia de las medidas rechazadas.
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