Piladelfia.- Joe Frazier, el ex campeón de los pesos pesados, que le propinó a Muhamad Alí su primera derrota pero que siempre tuvo que estar a su sombra, falleció víctima de un cáncer en el hígado. Tenía 67 años.
Frazier, quien enfrentó a Alí en tres memorables combates en la década de los 70 — sobresaliendo una épica pelea en Manila — había estado en una residencia para enfermos terminales tras recibir hace unas semanas el diagnóstico que le quitó la vida, informó un amigo de la familia.
Hasta entonces, Frazier solía con regularidad asistir a actos para firmar autógrafos, el más reciente el pasado septiembre en Las Vegas.
Smokin’ Joe fue un peleador pequeño pero feroz, que agobiaba a sus oponentes con un caudal de golpes, incluyendo su famoso gancho de izquierda.
Fue ese golpe el que derribó a Alí en el 15º asalto de la «Pelea del Siglo» en 1971 en Madison Square Garden, en la que cada púgil ganó una cifra sin precedentes de 2,5 millones de dólares.
Smokin’ Joe fue un peleador pequeño pero feroz, que agobiaba a sus oponentes con un caudal de golpes, incluyendo su famoso gancho de izquierda.
Aunque derribó y venció por decisión a Alí en esa pelea, Frazier perdió las otras dos y pasó mucho tiempo amargado por el papel que Alí le obligó a cumplir como su enemigo. No fue sino hasta hace poco que expresó que había perdonado a Alí por todos los insultos que profirió en su contra.
Alí y Frazier dieron un espectáculo aún mayor en su tercer combate en 1975 en Manila. Casi ciego por los golpes de Alí, Frazier quería salir a pelear el 15to round, pero su entrenador Eddie Futch se lo impidió.
Fue un magnífico campeón peso completo. El mismo Alí lo reconoció.
«No se puede hablar de Alí sin mencionar a Joe Frazier», comentó el ex cronista de boxeo de la AP Ed Schuyler Jr.. «Fue quien le ganó Alí, no hay que olvidarlo».
Dos veces en Nueva York y la otra en el agobiante calor de las Filipinas, totalizaron 41 asaltos, en los que no se dieron tregua.
En su último pleito en Manila, intercambiaron golpes con una intensidad nunca vista en una pelea de peso completo.
«Fue lo más cerca de morir que he estado», dijo Alí tras la pelea.
Alí no tuvo piedad a Frazier dentro y fuera de los tinglados. Solía denigrar a Frazier, diciéndole que era un gorila y que era un «Uncle Tom» (negro servil con los blancos). Pero le respetaba como boxeador, especialmente cuando Frazier le venció por decisión para defender su corona frente al entonces invicto Alí, en una pelea que generó tanta expectativa que Frank Sinatra se encontraba tomando fotografías en el ringside.
Esa noche en el Garden hace 40 años seguía fresca en la mente de Frazier al reflexionar sobre su vida, su carrera y su relación con Alí, sólo unos meses antes de morir.
«No puedo ir a ninguna parte sin que me la mencionen», dijo a la AP. «Fue lo más grande que me pasó en mi vida».
Aunque hablaba arrastrando las palabras por los efectos dejados por los golpes recibidos, Frazier se mantenía activo en el circuito de firma de autógrafos. Estuvo en Las Vegas en septiembre para hacerlo en la recepción del hotel-casino MGM Grand previa a la pelea de Floyd Mayweather Jr. ante Víctor Ortiz.
Frazier apenas pesaba 205 libras cuando se coronó campeón al noquear a Jimmy Ellis en el quinto asalto en el Garden en 1970.
Su reinado como monarca duró apenas cuatro peleas, entre ellas la victoria sobre Alí. Se encontró con un oponente mucho más feroz que él. George Foreman respondió al asedio de Frazier enviándole a la lona en el primer asalto y tres veces más en el segundo en una pelea en Jamaica en 1973. Había un nuevo campeón mundial.
Dos peleas después, enfrentó a Alí en la revancha de su primera pelea, pero el desenlace fue diferente. Alí se impuso por decisión en 12 asaltos y posteriormente en 1974 venció a George Foreman en Zaire.
Tenía que haber una tercera pelea y fue espectacular. Con el título de Alí de por medio, se midieron en Manila en un combate inolvidable.
Frazier atacó a Alí sin descanso, haciéndole retroceder con el constante impacto de su gancho de izquierda. Pero Alí respondió con sus jabs de izquierda y derechazos que castigaron sin piedad a Frazier. Ni el calor agobiante en la arena donde pelearon les hizo aflojar un ápice.
«Me dijeron que Joe Frazier estaba acabado», le dijo Alí a Frazier durante la pelea.
«Estaban mintiendo», replicó Frazier antes de conectar un gancho de izquierda a Alí.
Pero al final Frazier no podía ver más y Futch no lo dejó salir en el 15to asalto. Alí ganó sentado en su banco, exhausto.
Fue una de las mejores peleas de todos los tiempos. Frazier subió al ring dos veces más, sucumbiendo por nocaut en una revancha ante Foreman ocho meses después antes de reaparecer en 1981 para enfrentar a Jumbo Cummings, lo cual fue una muy mala decisión.
«Ambos debieron haberse retirado tras la pelea en Manila», dijo Schuyler. «Ahí dejaron todo lo que tenían».
Nacido en Beaufort, Carolina del Sur, el 12 de enero de 1944, Frazier empezó a boxear al observar las peleas en señal blanco y negro por la televisión en la pequeña granja de su familia.
Fue el único boxeador estadounidense en adjudicarse una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Tokio 1964, pese a pelear en la final con una lesión en un pulgar.
Tras debutar como profesional en 1965, Frazier rápidamente se hizo famoso por su pegada, imponiéndose por nocaut en sus primeras 11 peleas.
Por más que reconoció los méritos de Frazier como boxeador, éste se tomó de manera personal los hirientes improperios que recibió.
Frazier, quien en sus últimos años pasó dificultades económicas y terminó administrando en gimnasio en Filadelfia, consideró que Alí se mofaba de él con vituperios y diciendo cosas que no eran ciertas para sacarlo de sus casillas.
Su rencor se magnificó cuando Alí pasó a ser uno un ícono y una de los personajes más queridos del mundo.
Luego que un Alí tembloroso encendió la antorcha olímpica en Atlanta 1996, un periodista le preguntó a Frazier sobre lo que pensaba al respecto. «Debieron haberlo echado adentro», replicó.
Pero su amargura cedió en años recientes, dándole valor a lo bueno de sus peleas con Alí en vez de lo malo.
Justo antes del aniversario 40 de su pelea ante Alí a inicios de este año, un día que Frazier lo celebró con fiestas en Nueva York, dijo que ya no guardaba resentimientos hacia Alí.
«Ya le perdoné», dijo Frazier. «Está muy mal».