La solución a la crisis originada en la Junta Central Electoral (JCE), tras la renuncia del director de Informática, Miguel Ángel García, continúa en el limbo, luego de fallar la mediación de monseñor Agripino Núñez Collado.
Desde el pasado 26 de septiembre, cuando García decidió renunciar de sus funciones en el organismo electoral, se formó tremenda contienda al conocerse que la persona que ocuparía su lugar no gozaba de gran credibilidad en la institución.
Este nuevo ingrediente trajo a colación diversos comentarios en contra de Franklin Frías, quien sería el sustituto de García, debido a la discrepancia de opinión entre miembros del Pleno y de los partidos políticos.
La advertencia del miembro titular de la JCE, Eddy Olivares, de que en el organismo se podría estar orquestando un “plan perverso” dirigido por su presidente, Roberto Rosario, con la finalidad de crear un sistema de cómputos paralelo al existente en la institución, fue la chispa que prendió el fuego.
Más adelante, el artículo publicado por el candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Hipólito Mejía, en el impreso El Caribe, titulado “trama peligrosa” en JCE, fue la gota que rebozó la copa, al llamar vicesecretario general del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), a Rosario y dudar de la transparencia de los próximos comicios.
Tras tres meses de originada la crisis en el organismo, y de alcanzar niveles jamás imaginados, como poner en tela de juicio la pulcritud de las elecciones presidenciales del 2012 y asegurar que la renuncia de García fue provocada por el propio presidente de la JCE, surge una luz al final del túnel, la intervención del mediador por excelencia, monseñor Agripino Núñez Collado.
Con el fin de terminar con los dimes y diretes, que nunca faltan en la entidad comicial, entra en el panorama del conflicto la mediación de Núñez Collado para servir de árbitro entre los partidos políticos, a fin de presentar una propuesta concreta a la JCE para resolver el impasse.
Luego de tres reuniones con los secretarios generales del PLD, Reinaldo Pared Pérez y del PRD, Orlando Jorge Mera, con el religioso, no llegaron a ningún acuerdo, inclusive la opinión pública no se enteró de las propuestas que ambas entidades estaban analizando.
Después de tanto patinar en los mismos temas y agregar que en cada sección del diálogo surgían nuevos elementos que obligaban a los representantes políticos volver a sus agrupaciones para discutirlos, el religioso, que ha creado fama como mediador, no logró su objetivo de conciliador, al dejar en manos de los partidos las propuestas que entregarían al organismo electoral.
El misterio que rodeaba cada reunión con los secretarios generales y Núñez Collado es tan complicado, que ni siquiera quienes se proponen solucionarlo pueden ponerse de acuerdo.
La salida de Núñez Collado del diálogo deja sin resolver el conflicto, lo que agrava más la situación y amenaza con terminar el 2011 con el sabor de las opiniones negativas que se dijo del organismo comicial.