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Recuerdo de España

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Los molinos aerogeneradores en los cocos, me llevaron a España. El 16 de octubre de 2004 llegamos a Madrid, mi hijo Néstor y su hija Jessica que va a estudiar una maestría en administración de empresa en Barcelona. Néstor alquila un automóvil, va al timón, voy a su lado y a manos un mapa con la ruta Madrid-Barcelona. Costumbre marinera. Jessica atrás dormitando.
 
Voy oteando a ambos lados de la autopista. Sorpresa, cerca de la ciudad Guadalajara veo molinos aerogeneradores. No aguanto y los señalo a Néstor,   como marino de bitácora comienzo a contarlos,  se dificulta seguir sumando por las sinuosidades de la pista, apunto 60 molinos, energía eólica, limpia, el hombre aplicando la inteligencia para el bien.
 
Comente a Néstor que cuando navegaba durante los cruceros de instrucción de los guardiamarinas (1967-1981), frente a las costas de Pedernales, Punta Beata, la costa alta de Samaná y toda la costa Norte el viento es constante, esos lugares son ideales para instalar esos molinos.
 
Nos detuvimos en el parador Los Monegro, saboreando una fabada conversamos abrigando la esperanza de ver esos molinos en nuestra patria.
 
Cuan vi los molinos en los cocos llamé a Néstor recordándole que hacía 7 años, soñamos la esperanza del beneficioso bellos paisaje de los molinos en la llanura española. Sabemos que es un buen negocio, es un don de la naturaleza sin tener que preocuparnos por el amenazante calentamiento global.
 
Paseando de Barcelona-Zaragoza-Madrid. En Zaragoza el calor es ardiente, nos detuvimos en la catedral de la Virgen del Pilar. Pusimos rumbo hacia Madrid y nos llama la atención la belleza de un pequeño pueblo todo pintado de blanco, rodeado de tierra agrícola. Decidimos ir almorzar. Sorpresa, todos los negocios y casas de familias cerrados. Le dije a Néstor estamos molestando vamos a un parador, dejamos atrás el bello pueblo dormido. En el parador, la inquieta curiosidad, escucha de un camarero: ese es un pueblo de trabajadores agrícolas, tempranito van a trabajar, ponen la tierra a parir, regresan al medio día y la siesta es de cuatro horas.
 
Cuando llegamos a Madrid, recordé al poeta Agustín Lara describiendo a Madrid sin haberlo visitado. Salimos a pasear a pie, cerca del hotel situado en la Gran Vía, llegamos a la concurrida Puerta del Sol. Al lado de una fuente posamos y la cámara graba. Nos llama la atención la bocina de un carro de la Policía, pasan corriendo varios hombres. Un señor en son de lamento dice: Son los africanos ilegales que mientras más apresan, más corren por todas partes. En una vitrina están las idénticas alpargatas que usaba el Príncipe Faisal de Saudi Arabia cuando estuvo a bordo del Yate Moineau en Cannes (1953). Entré a la tienda, salí con los pies bien cómodos. Hoy las alpargatas acomodan más debido a la disminución del peso y tamaño de los huesos en desgaste, es el disfrute de la oxidación. Gracias a Dios.
 
Nuestro invitado de hoy es Arquímedes. “Eureka ¡lo encontré!.
 
El autor es vicealmirante retirado de la Marina de Guerra.

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