La Paz.- El presidente de Bolivia, Evo Morales, cumple este domingo seis años de Gobierno con más poder político y logros en la reducción de la pobreza, pero con menos apoyo popular y sin concretar aún proyectos de industrialización de recursos naturales que prometió cuando llegó al poder.
Morales, de 52 años, conmemorará el aniversario con un informe de gestión ante el Congreso y celebraciones de movimientos sociales y campesinos que aún le son leales, al tiempo que anunciará el lunes cambios en el gabinete, como hace cada año.
El analista Carlos Cordero dijo a Efe que Morales, mestizo de origen aimara, cumple seis años con «la paradoja de tener acumulado más poder institucional y político, pero al mismo tiempo un malestar social que se expresa en la pérdida de popularidad».
El apoyo a Morales cayó a la mitad en los dos últimos años, desde el 70 % que tenía en enero de 2010, tras ser reelegido en 2009, a un 35 % en diciembre pasado, según la encuestadora Ipsos, que también revela que el rechazo subió del 25 al 53 % en el mismo período.
La pérdida de popularidad se explica en parte, según Cordero, por la marcada política de «confrontación» de Morales con quienes le critican y los opositores, que le acusan de manipular la justicia para anularlos políticamente con diversas denuncias.
De los tres gobernadores opositores reelegidos en 2009 en los departamentos de Santa Cruz, Beni y Tarija, solo queda al frente el cruceño Ruben Costas, pues los otros dos, Ernesto Suárez y Mario Cossío, fueron suspendidos en 2011 y 2010, respectivamente.
Morales comenzó 2012 tomando juramento a 56 nuevos magistrados del Poder Judicial, elegidos en octubre en unos comicios que supusieron su primera derrota electoral al sumar 60 % los votos nulos y en blanco que pidió la oposición como plebiscito contra el mandatario.
Según Cordero, a diferencia de otras gestiones, el séptimo año de Morales comienza «sin ilusiones» sobre cambios profundos en el Estado, porque «después de seis años de Gobierno, hay descontento, decepción por parte de la ciudadanía, por las pocas realizaciones».
Morales también afrontará retos muy difíciles en momentos en que, según el analista, la población «tiene la tolerancia al límite» y el partido oficial, el Movimiento al Socialismo (MAS), «vive una crisis interna» por el alejamiento de varios sectores, como los indígenas de Amazonía y exfuncionarios que ahora son muy críticos.
Para Cordero, los principales conflictos pendientes son la eliminación de la subvención de los carburantes, que cuesta al año 700 millones de dólares; la carretera en el parque natural del Tipnis, a la que se oponen los amazónicos, y la anunciada reforma de leyes sobre medios de comunicación.
Morales avanzó desde 2006 en la reducción de la pobreza, aunque sigue atenazando a la mitad de los bolivianos, pero no ha logrado poner en marcha grandes proyectos de industrialización de recursos naturales que prometió al llegar al poder.
Según la Comisión Económica para América Latina, desde 2007 la pobreza bajó de 60 a 49 % y la pobreza extrema cayó de 34 a 25 %.
El analista económico Gary Rodríguez dijo a Efe que para reducir más la pobreza Bolivia debe crecer por encima del 7 % anual, pero la media de 2006 a 2011 fue de solo 4,7 %, prácticamente la misma tasa de 2005, antes de llegar Morales al poder.
Para Rodríguez, la economía no creció a tasas mayores debido a la «ideologización y politización» de la economía, que causó la pérdida de mercados en Estados Unidos y Europa y una «alta incertidumbre» para las inversiones extranjeras, entre otros efectos negativos.
El Gobierno atribuye las críticas a su conducción de la economía a que los analistas no entienden que Bolivia vive otro modelo que da prioridad a la demanda interna, y destaca que se creció incluso en medio de una crisis financiera generalizada.
Rodríguez destacó que Bolivia necesita grandes proyectos de inversión para despegar, pero «hasta hoy todo han sido sueños, esperanzas, promesas», en alusión a las fallidas industrializaciones del hierro, el litio y el gas natural.
El plan de convertir el hierro en acero está paralizado por controversias con la siderúrgica india Jindal, la explotación del litio por una firma estatal ha sido aplazada varias veces y la construcción de plantas para separar líquidos del gas choca con indígenas que no quieren esos proyectos en sus territorios.
Rodríguez anota la paradoja de un Morales que ha «empoderado» a los indígenas, otorgándoles derechos de consulta sobre los recursos naturales que ahora frenan sus proyectos industriales. EFE