BEIRUT.- Prácticamente aislados del resto del mundo, los militantes sirios de la ciudad rebelde de Homs decidieron recurrir a un método ancestral para comunicarse: las palomas mensajeras, que hacen el trayecto entre los distintos barrios transmitiendo las últimas noticias.
«Que Dios esté contigo, que Dios te guíe hacia Baba Amr» (uno de los barrios bombardeados por fuerzas del ejército sirio), grita Omar en el tejado de su casa al lanzar una paloma al cielo de Homs, según vídeos difundidos recientemente por internet.
Minutos antes, este militantes del barrio de Baba El Sbaa enrollaba un mensaje con la ayuda de un hilo azul a la pata de una paloma, con la esperanza de que los habitantes de Baba Amr, situado a dos kilómetros de distancia, la reciban.
«Militantes de Baba Amr, por favor dígannos qué precisan en términos de medicamentos y de alimentos», se leía en el mensaje.
Bombardeada desde el 4 de febrero por las fuerzas del régimen del presidente sirio, Bashar Al Asad, Homs, la tercera ciudad de Siria bautizada como la ‘capital de la revolución’, está aislada y privada de agua, electricidad y telecomunicaciones.
«Gracias, Bashar, por hacer que tengamos que volver a la Edad Media», comentó Omar, rodeado de varios compañeros.
Si bien los militantes han lanzado su revuelta gracias a las redes sociales en internet, ahora se ven obligados a recurrir a una antigua tradición en Siria, donde el uso de palomas mensajeras se remonta a siglos atrás.
«Los habitantes de Baba Amr nos informan de las masacres cometidas allí por el régimen y nosotros les indicamos qué ruta deben tomar para hacer llegar la ayuda», explicó Omar a la cámara, con la voz casi apagada por el ruido de las explosiones y el bombardeo.
Los militantes logran enviar algunos vídeos por vía satelital y utilizan aparatos ‘walkie talkie’ dentro de un mismo barrio.
«Han transformado a Homs en una gran prisión, las personas no se atreven a salir de sus casas porque los ‘shabiha’ (milicias favorables al régimen) están por todos lados», dijo Omar.
Las panaderías han cerrado sus puertas, ya he visto padres alimentando a sus hijos con pan duro y agua», se indignó Omar.
El mismo día, una paloma llegó en medio de los gritos de los militantes apostados sobre el tejado. «¡La paloma retornó con un mensaje!», celebraban.
La carta era un grito de socorro pero también de desafío: «De los militantes de Baba Amr a los militantes de la vieja Homs, precisamos medicinas y alimentos. Mensaje recibido. ¡Viva Siria! ¡Abajo Bashar Al Asad!», se leía.
